ÚLTIMOS ESCRITOS

ROBERTO BOLAÑO


Me ha llamado esta mañana Miguel para recomendarme que leyera la Vanguardia: dos páginas enteras dedicadas a Bolaño, me ha dicho. No he tenido tiempo aún de mirarlo, pero lo haré este mediodía.

El CCCB organiza la exposición "Archivo Bolaño. 1977-2003" como homenaje al escritor chileno, que murió hace diez años, coincidiendo con la sexta edición bienal de Kosmopolis, La Fiesta de la Literatura Amplificada. El proyecto se ha concebido a partir de tres ejes temáticos entrelazados que expresan algunas de las claves más perennes del universo creativo del autor de Los detectives salvajes.

De la misma manera que los Detectives Salvajes iban en busca de Cesárea Tinajero por todo México, un verano yo fui a la búsqueda de Bolaño por Blanes, un verano del año 2001. Esta es la historia de mi no encuentro con él.

"En 1983, a los veintidós dos años comenzó la tarea de traducir D'Arsonval. Nadie le pidió que lo hiciera. No había entonces ninguna editorial francesa interesada en publicar este alemán de nombre extraño. Pelletier empezó a traducirlo básicamente porque le gustaba, porque era feliz haciéndolo, aunque también pensó que podía presentar la traducción, precedida de un estudio sobre la obra archimboldiana, como tesis y, quien sabe, como la primera piedra de su futuro doctorado. "
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Este párrafo de 2.666 que se refiere a uno de los protagonistas de la novela, el crítico francés Jean-Claude Pelletier, me dio la idea de traducir la novela póstuma de Roberto Bolaño al catalán. Empecé muy embalado, sobre todo debido a que atravesaba una de esas épocas en que uno se queda seco y no se le ocurre nada para escribir de cosecha propia. Este recurso de traducir en tiempos de sequía ya la había utilizado con Rimbaud o Vila Matas, pero nada comparado con el reto de hacerlo con mi autor más apreciado y con su última novela.

Ha sido ciertamente extraña mi relación con Bolaño. Supe de él por primera vez en el verano de 2001 leyendo Soldados de Salamina de Javier Cercas. Puesto que aquel verano en el mes de agosto estaba en Blanes de vacaciones, quise comprobar si el personaje de Roberto Bolaño era real o un invento de  Cercas. En llamar a información de telefónica y dar nombre y calle (Cercas hablaba de la calle ancha, en el centro de Blanes) una señorita muy amable me dijo que si tenía teléfono este señor pero que estaba restringido y no me lo podía dar. ¡Vaya! Me dije, entonces el personaje es real, y, o bien es importante o exiliado político (de hecho era ambas cosas) pués de no ser así no tendría restringido el número de teléfono.

El segundo paso, fue a primera hora de la mañana que acostumbraba a caminar cada día desde los pinos hasta el puerto, pasarme por la calle ancha para ver cuál podía ser la casa de aspecto colonial que decía Javier Cercas, pero es un concepto algo relativo y había dos o tres que podían serlo. A día de hoy todavía no se cuál es exactamente.

El tercer paso consistió en ir a una librería muy pequeña que hay en el paseo de dentro y preguntar si tenían alguna novela de él, si vivía en Blanes parecía lógica la deducción. Al entrar en la librería no había nadie, pensé que la persona encargada - así era - había salido un momento. Mientras esperaba de espaldas al mostrador, al fondo a la izquierda encima de una estantería giratoria me llamó la atención un libro rojo del que sólo veía el lomo, pero que me atrajo como un imán. El libro era "Los detectives Salvajes". Lo tenía en la mano cuando entró la dependienta.

El mismo día lo empecé a leer ...

Quien lo haya hecho, quien haya entrado en el universo de Bolaño, si como yo no conocía nada de él, supongo se sentiría igual de desconcertado cuando la novela, que sigue las peripecias y aprendizaje de Garcia Madero por el México de los 60's, de repente cambia radicalmente en su giro narrativo. Reconozco que me detuve y durante una temporada la novela quedó olvidada pero a mano, por si acaso.
Al tiempo, empecé de nuevo, desde el principio y ya no paré, pero me gustaba tanto (a veces tenía que volver atrás pues algo se me había escapado y algo no me ligaba) que dosifiqué su lectura para que no acabara.
Un día, debería ser lunes por que luego diré, me quedaba para acabarla no llegaba a 100 páginas, y sentí la imperiosa necesidad de terminarla yendo a dormir más tarde de la cuenta, aspecto inhabitual en mí que soy de ir a dormir temprano. 
Al día siguiente y por lo que decía antes debía ser martes, mientras subía al coche y ponía en marcha la radio acababa la tertulia de Foix, Portabella y Zanuy y en las postrimerías solo llegué a entender que había muerto el día antes un escritor que había ganado el premio Herralde, por tanto la pregunta era, Bolaño o Vila Matas. En llamar a Cataluña radio me confirmaron que era Roberto. No sabía nada de su enfermedad, ni demasiadas cosas de él, fue después al leer Para Roberto Bolaño de Jorge Herralde que empecé a hacerme una idea.

Y esta es la historia de mi NO relación con Roberto Bolaño.


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