LA CONJURA DE LOS NECIOS


En aquellos viernes por la tarde donde volver desde Madrid en el puente aéreo era toda una aventura, pues no sabías nunca a qué hora conseguirías coger un avión o incluso se deberías quedarte a dormir en Madrid o alquilar un coche entre cuatro o cinco y chuparse los 600 kilómetros que físicamente separan la capital de España de Barcelona, deambulaba por el aeropuerto de Barajas y más aburrido que una ostra, que se ve que las ostras se aburren mucho. Decidí acercarme a una de las librerías que había en el aeropuerto, y casualmente ante mí curioseando libros estaba el escritor y editor Josep Maria Castellet. Me di cuenta que no había leído nada de él y me dije que quizá éste era el momento. Se dio la casualidad que en la pila de libros que yo curioseaba había uno de él y justo al lado había otro que llamó mi atención: "la Conjura de los necios" de John Kennedy Toole. Sin dudarlo, atraído por el título, la compré y empecé a leerla enseguida.


"La conjura de los necios" es una novela triste, divertida, alocada, ácida, amarga, esperpéntica y muy inteligente, que tiene como protagonista Ignatius J. Reilly un revolucionario de bolsillo, mugriento (con sus bocadillos de frankfurt chorreando mostaza), iconoclasta ... el título es una referencia a una cita de uno de los clásicos de la sátira, Jonathan Swift: "Cuando un verdadero genio aparece en el mundo, el reconoceréis por este signo: todos los necios se conjuran contra él". Escrita en 1962, mientras hacía el servicio militar en Puerto Rico, narra las peripecias de Ignatius J. Reilly, un personaje excéntrico en busca de trabajo para pagar una deuda, a la vez que se embarca en una serie de estrambóticas aventuras con el objetivo de rivalizar con su amiga Myrna Minkoff en el terreno de la agitación social.
John Kennedy Toole nunca vio publicada su obra en vida. 
Parece que envió el original de la novela a varias editoriales, y todas la rechazaron. En una de ellas, la editorial Simon and Schuster, parece que se entusiasmaron por el libro en un principio, pero finalmente lo rechazaron con el motivo que era un libro que no trataba de nada en concreto. Poco tiempo después el autor se suicidó. Su madre encontró el manuscrito unos años después y lo volvió a presentar a unas cuantas editoriales, que lo volvieron a rechazar. Como pensaba que la novela tenía una calidad notable, contactó con el escritor Walker Percy para que consiguiera publicarla. Percy, tal como comenta en el prólogo del libro, rehusó en primer momento leerla, pero cuando lo hicieron, quedó sorprendido de que la novela fuera tan buena. Habían pasado 14 años.
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