Ahora que se celebra en BCN el Mobile World Congress, que es un enorme escaparate de las nuevas tecnologías, y donde nos ofrecen todo tipo de APP para los terminales, móviles que tienen multifunciones y poca batería, y que incluso sirven para llamar y recibir llamadas. Whatsapp que ahora también tendrá la aplicación de llamar gratis de viva voz a partir del verano, relojes que son como ordenadores también con múltiples funciones y que incluso deben marcar la hora y todo (digital, claro). Se cuelga Whatsapp un sábado por la tarde y la gente se vuelve histérica apuntándose a Telegram, que ante la avalancha de tecleadores desesperados que se da de alta, también se cuelga.
Nos, o han creado una dependencia, o drogodependencia de los enseres tecnológicos que empieza a ser preocupante: El envío de mensajes a través de móviles se ha disparado con la llegada de los servicios de correo y mensajería instantánea. Ver por la calle a una persona andando con la mirada fija en el dispositivo ya es algo habitual. Aunque esta conducta es cierto que supone un grave peligro para el usuario y para el resto de personas de su entorno.
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De hecho, con Whatsapp, ha surgido una nueva especie de 'zombis' que se pueden reconocer por ir andando por la calle sonriendo mientras teclean compulsivamente como poseídos. Esta dependendència o drogodependencia que han creado, ha generado una nueva generación de esclavos, que ajenos a este hecho que los hace dependientes de toda esta tecnología, todavía se jactan satisfechos.
Quizás es cosa de la edad, pero he decidido detenerme ante las nuevas tecnologías, como los simios de la novela de Bouille, hasta aquí he llegado, a menos que alguna de estas nuevas tecnologías sea de mi interés, para que nos vamos a engañar.
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