Los filósofos salen en busca de la verdad. Por lo menos así lo aseguran ellos. Pero, indefectiblemente, les pasa lo que a Colón, quien, según cuentan, iba a las Indias y tropezó con América. El destino del filósofo es - que le vamos a hacer - descubrir Américas: territorios brillantes, quizás riquísimos. No deja de ser una suerte, si bien se mira. Sobre todo, si piensan que las Indias ansiadas son, de seguro, una inconsistente referencia mitológica. 

JOAN FUSTER