Y van los fanáticos islamistas de Boko Haram, y ofrecen canjear veinte mujeres por ochocientas vacas, y todo el mundo civilizado pone el grito en el cielo. ¡Qué salvajes!, dicen mientras sus conciencias se remueven falsamente hastiadas ante el comportamiento feudal de estos fanáticos. No sé de que se sorprenden, y aunque pueda compartir la repugnancia por estos salvajes perdidos en la Edad Media, es lo que hay, lo que separa el Islam del cristianismo, quinientos años, y se nota. El Islam todavía no ha terminado de entrar en el fariseísmo y tiran a lo bruto, al fin y al cabo, para la tribu de los fulani, ochocientas vacas valen más, mucho más que veinte mujeres. Y los Gobiernos occidentales que tantos aspavientos hacen y tanto, aparentemente escandalizan, en el fondo les i portan igual, las mujeres que las vacas.

No tienen ningún valor las mujeres para el Islam, y esto no es nuevo, bien sabido es, por lo tanto la petición de los islamistas de Boko Haran, tiene todo su sentido, las vacas si que son importantes para ellos, mucho más que las mujeres. Guste o no, es así y es lo que hay, mientras no pasen quinientos años y avancen socialmente, así continuará.