Los atentados suicidas de Bombay en diciembre de 2008, así como los del metro de Londres, el 11-M en Madrid o el 11-S en Nueva York, Bali y otros menores que se han producido en los últimos años como el de anteayer en Sidney, nos muestran con toda su crudeza la no guerra del Siglo XXI, la guerra que sufrimos de un enemigo invisible, que no sabemos de dónde viene ni cuando nos atacará, un enemigo dispuesto a morir matando haciendo el máximo daño posible dónde cuece más, la población civil, los magnicidios han pasado ya a la historia, ahora nos atacan en el peor escenario, la ciudad.
Estos soldados invisibles no se si ya se han dado cuenta los gobiernos, pero en muchos de los casos, los tienen dentro de casa, les han educado ellos dentro su sistema, y no hay nada a hacer, pueden atentar siempre que quieran y, si unos fallan detras suyo vendrán otros, y otros y otros. De nada sirven los ejércitos convencionales como se ha hecho patente una y otra vez. Y esta sociedad opulenta, que reclama seguridad al cien por ciento para todo, que sólo está obsesionada en consumir, en viajar, en quererlo tener todo controlado, debe empezar a entender que la seguridad al cien por ciento no existe, pero así como hasta ahora, nos habíamos acercado en varios aspectos, ahora se ha estroncado por mucho tiempo.
El terrorismo global es una amenaza real, diaria, que puede estallar en cualquier momento en cualquier lugar del planeta, allí dónde menos se espere. Puede ser en un avión, en un tren, un autobús, una terminal, un Centro Comercial, un Hotel o en medio de una calle concurrida o una plaza, o en cualquier edificio público. Con un enemigo como este, dispuesto incluso a morir, a inmolarse por su causa, no hay nada a hacer, es una batalla perdida antes de empezar, porque de hecho no empieza, sucede cuando este enemigo quiere que suceda, que es cuando menos lo esperamos. Y tendremos de acostumbrarnos a convivir en este estado de peligro latente y constante, forma parte del nuevo terror globalizado, el cual los Srs. Bush, Blair y Aznar hicieron mucho para propiciarlo con su disparatada invasión de Iraq.
Como decía estúpidamente satisfecho George W.Bush, tras la invasión de Iraq, "el mundo es ahora un lugar más seguro" Tan seguro, que seguro que te puedes ir al otro barrio en cualquier momento de aquello que dicen un daño colateral que es cómo consideran a las víctimas de los atentados terroristas. O sea que ni siquiera nos darán la posibilidad del acto digno de morir por alguna causa; moriremos víctimas de la estupidez de unos mandatarios que no ha sabido ver más allá de su propio interés sin ser capaces de analizar las trágicas consecuencias de su ilegal acción de guerra, y del fanatismo de los otros, cuya única ideología es el terror, y con quienes no hay diálogo posible, ni manera de razonar. Es la NO guerra del siglo XXI, la que nos explicaba Orwell en 1984, pero no en remotas maniobras militares, sinó en el recibidor de casa.