Hablamos de la corrupción como si no fuera con nosotros, la mayoría de los ciudadanos condenamos a los corruptos, en un país con un 20% de economía sumergida, más del doble que en Francia o Alemania. Un país en el que los casi 14 millones de contratos que se realizaron durante el último año, sólo el 2% fueron colocados por el Inem y la inmensa mayoría fueron gracias a algún tipo de contacto, digamos enchufe. Un país prácticamente líder mundial en piratería: sólo en 2014 nos bajamos ilegalmente la cifra récord de 4.455 millones de contenidos digitales, o lo que es lo mismo, 23.265 millones de euros. Y un país en que la evasión y el fraude fiscal alcanzan cotas de PIB de ciudad Estado, escribía Mejide en el periódico de ayer.

Y tiene razón, si se tratara de tirar la primera piedra, que pocos en este país lo podrían hacer. La picaresca se esparció por todo el país hace años y es ya patrimonio nacional. No robamos, simplemente, por qué no podemos, pero todos o casi todos llevamos un Rato, un Pujol o un Millet (mi héroe) dentro, salvo rarísimas excepciones que se deberían investigar, por extrañas ... Lo que decía: ¿cuántos ciudadanos están en condiciones de tirar la primera piedra?

El caso de Rodrigo Rato es flagrante y un claro ejemplo de que lo llevamos dentro del ADN. Rato, no tenía ninguna necesidad de tirar de tarjeta B con el sueldo que tenía en Bankia, pero lo hizo, y lo mismo se podría decir de Millet, Pujol es un caso aparte. Lo que deberían hacer, como decía un candidato a Gobernador en México que repetía el cargo es: robar poquito. Pero ya se ve que no hay medida ni contención, que el dinero es muy goloso y nunca se tiene suficiente, como se ha demostrado sobre todo en el caso de Rodrigo Rato.

Dicho todo esto, Artur Mas debería dimitir como Presidente de la Generalitat: Ayer mintió al negar el 3% de comisiones por CDC, lo sabe todo el mundo y no es profecía, tenemos un Presidente de la Generalidad corrupto y además mentiroso. O quizás debería escribir presuntamente corrupto y presuntamente mentiroso.