Dentro de la revisión de películas que estoy haciendo últimamente en movistar+, ayer le tocó a una de 1995, la película cubana Guantanamera, protagonizada por Carlos Cruz, Mirtha Ibarra, Jorge Perrugorria y Raúl Eguren, dirigida por Tomás Gutiérrez y Juan Carlos Tobia.

La película comienza cuando Yoyita, (parece una ex cantante de Ópera) vuelve a sus 67 años a Guantánamo para visitar a su sobrina Gina y encontrarse con Cándido, un antiguo amor de juventud de quien se separó a los 17 años. La repentina muerte de Yoyita de un infarto provoca el viaje de Cándido, Gina y su marido Adolfo, funcionario del estado, para transportar el cuerpo de Yoyita siguiendo un nuevo plan estatal diseñado para ahorrar dinero en el traslado de los muertos. Un plan que consiste en ir cambiando de coche fúnebre cada provincia, con el ajetreo que conlleva y la posibilidad de error como acaba pasando.

Durante este viaje desde Guantánamo a La Habana, o sea de una punta de la isla a la otra, se dan multitud de situaciones cómicas y adversidades que complican el éxito de la empresa, con un final con intercambio de ataúdes, que se veía venir y por lo tanto no creo haya hecho un espoiler. Los integrantes de la expedición se encuentran con Mariano y Ramón, dos amigos camioneros con quien compartirán casi cada parada. Mariano (Jorge Perrugorria) es un ligón profesional viva la virgen, y antiguo alumno de Gina cuando daba clases en la Universidad, que estaba enamorado de ella. El inesperado reencuentro de ambos promete, sin duda, emociones y aventuras.
Es una película de carretera (no se por qué se ha de escribir Road movie) pero a la cubana, cadenciosa, suavecita, con un guión que de hecho bueno tuvieron que trabajarlo demasiado, pues es la realidad del día a día de Cuba, con todas las triquiñuelas al uso para sobrevivir, como el conductor del coche fúnebre que dentro aparte del ataúd lleva de todo, incluso un pavo vivo, plátanos, etc, ¡vaya! la supervivencia de los cubanos, o cómo se traslada la gente de un pueblo a otro subiendo en camiones, todo organizado eso si, organizado a la manera cubana. Es una buena película hecha de modo que a pesar de criticar el sistema, lo hace de manera sutil, elegante, sin que se note demasiado, pero que cualquiera que haya estado en la Isla y se haya fijado, se dará cuenta que es un retrato amable pero real de la sociedad cubana.
Después en Cuba hacen noticiarios com este, en que aún diciendo la verdad, barren para casa de manera descarada, ¡ah! lo que no sé, es si todavía dan en directo por la televisión cubana partidas de ajedrez, retransmitidas por Manolo Lama, eso sí.