Más de un centenar de obreras murieron en el incendio intencionado de una fábrica textil de Nueva York el 8 de marzo de 1908. El Día de la Mujer conmemora este hecho y recuerda el proceso de lucha por la igualdad de derechos entre géneros. A pesar de las diferencias remanentes, se ha recorrido mucho camino en el último siglo. Pero no siempre en dirección acertada. La actitud judicial es reveladora: suele favorecer a la mujer que se divorcia, pero tolera la inequidad cotidiana o la violencia machista. Antes, una mujer divorciada quedaba en medio del arroyo porque el modelo social le asignaba el papel de consorte decorativa o de mera gestora familiar sin recursos propios. Era lógico que las sentencias obligaran al marido a asumir el costo de la ruptura. ¿Qué sentido tiene que ello siga ocurriendo cuando ambos tienen ingresos suficientes y vida profesional propia?

Por otro lado, cada día hay más series televisivas protagonizadas por mujeres supuestamente modernas, cuya principal característica es que actúan como el más detestable de los hombres machistas convencionales. Se mueven, hablan y parecen pensar como cualquier macho testosterónico. Son echadas para adelante, 'superwomen' que emulan lo peorcito del gallo más sobrado. No le veo la gracia. Las feministas de toda la vida tampoco, diría. Me temo que, junto a demasiadas mujeres aún ancladas en modelos obsoletos o bien maltratadas o explotadas, prospera un tipo femenino masculinizado en el peor sentido y, encima, amparado por la inercia paternalista de viejos jueces con mala conciencia. La equidad entre géneros no es eso. Debería propenderse a un modelo masculino con más valores femeninos y a un modelo femenino en igualdad de derechos y oportunidades con el hombre y, a la par, sin emulaciones machistas. Creo.








RAMON FOLCH - ELPERIODICO.COM
Socioecólogo. Presidente de ERF.