La grabación es tan clara que el Consejo General del Poder Judicial debería actuar de forma tan inmediata como contundente: un juez así no puede seguir un minuto más. Que un juez se reúna a solas con un imputado sin presencia de su abogado ni del secretario del juzgado ya es bastante irregular. Pero que en esa reunión el juez le detalle a un imputado qué tiene que declarar la siguiente vez que vuelva al juzgado –esta vez, de manera oficial– para fabricar así una acusación contra una diputada es de una gravedad mayúscula. Aterradora. Terrible para la imagen de la justicia y de la propia democracia de este país.
La grabación que hace unas horas publicamos en exclusiva es tan clara que el Consejo General del Poder Judicial debería actuar de forma tan inmediata como contundente. Un juez así no puede seguir un minuto más. No después de chalanear con un imputado al que promete que le archivará el proceso penal que pesa contra él mientras le indica lo que tiene que hacer para fabricar las pruebas contra la diputada de Podemos Victoria Rosell. “Lo acreditas, lo hacemos así, lo llevamos al procedimiento y entonces ponemos en marcha la maquinaria”, dice el juez Salvador Alba. Y así sucedió.
Una semana después de la reunión a solas, el 23 de marzo, el imputado volvió al juzgado para declarar “voluntariamente” lo que el juez le pidió. El juez se dio prisa: le convocó el miércoles de Semana Santa, y ese testimonio fue clave para que la querella que el exministro José Manuel Soria había presentado poco antes contra Victoria Rosell fuese admitida en el Tribunal Supremo.
Casualmente, el exministro offshore José Manuel Soria y el juez Salvador Alba se conocen bien. Casualmente, el político –entonces presidente del PP de Canarias– avaló al juez para un ascenso en su carrera judicial: como candidato al Tribunal Superior de Justicia de Canarias. Por suerte para la Justicia, al menos Soria en esto fracasó.
Este proceso judicial contra Victoria Rosell o las exclusivas sacadas de Youtube contra Pablo Iglesias son dos ejemplos de cómo funciona “la maquinaria”: esa relación perversa entre aparatos del Estado, periodistas sin escrúpulos y el Partido Popular. Ayer era contra los independentistas. Hoy, contra Podemos. Mañana puedes ser tú.
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