Hay un feminismo mal entendido, que poco ayuda, por exagerado y fuera de lugar. A un árbitro masculino de fútbol de cualquier categoría, cada domingo el respetable público le dice de todo: hijo de puta, cabrón, desgraciado, mamón, inútil, imbécil y alguna otra palabreja más, y no pasa nada, no se detiene ningún partido ni es noticia en ningún periódico ni telenoticias. ¡Ahora! a una árbitro hembra le dicen que se vaya a casa a fregar platos, y se para un partido, se expulsa al insultador y es noticia en periódicos y telenoticias. Es la indefensión del arbitro macho ante los insultos del 'respetable', indefensión del árbitro y de sus padres.
Francamente, es casi grotesco y poco ayudan hechos como éste a la causa feminista, que a menudo discrimina en negativo a los machos, que no tienen ni siquiera derecho a quejarse. De hecho no es una cuestión de machismo sino de mala educación, y en cierto modo es una falta leve, del mismo modo que no es igual coger a un jugador por la camiseta para hacerle falta, que trabarlo con las piernas. A quien insultó a la árbitro lo podrían condenar a fregar platos quince días en casa de la trencilla. La campaña buenista cero insultos, o de la federación catalana no es más que la consecuencia de una actitud paternalista, hipócrita y falsa de una sociedad que es y sin remedio machista, por los siglos de los siglos, amén. Esto es así y no cambiará....