A raíz del reportaje de la BBC sobre niños sirios trabajando en empresas turcas para empresas como Inditex, Mango, o Marks&Spencer y otros por un euro al día del que hablaba ayer, lo que sorprende es que alguien se sorprenda o hable de dejar de comprar ropa de estas empresas por las condiciones de explotación de la gente que las confecciona. No deja de ser un pour parler para salir del paso y justificarse, y dentro de un par de días ya no se hablará del tema y otra vez se volverá a comprar inutilidades en el todo a 100, o en el Zara de turno.
Si en nuestra sociedad hubiera coherencia, hace ya tiempo que las tiendas de todo a 100, o a un euro y los Zara de turno, habrían desaparecido, pués nadie iría allí a comprar nada, sabedores de cómo se han confeccionado los productos que nos venden a precios baratos, explotando brutalmente a otras personas, como tampoco compraríamos nada fabricado con coltan, o sea que no tendríamos móvil, ni ordenadores, ni tablets. 
Pero no es así, entre otras cuestiones porque en el fondo somos unos hipócritas que lloramos por estos pobres explotados con lágrimas de cocodrilo y sólo de vez en cuando, y el resto del tiempo miramos hacia otro lado como ocurre con los muertos de las obras del Mundial de Qatar, y otros casos de explotación como el que podéis encontrar aquí y que explicaba hace un par de años. Han pasado dos años largos de este escrito, y el mensaje oculto no ha servido para gran cosa, sólo para sacudir nuestras conciencias un rato, y tampoco demasiado.