La añagaza del terrorismo islámico es la coartada perfecta para construir un Estado invulnerable, consciente de que no lo conseguirán jamás. “Nunca nos volverá a pasar lo de las Torres Gemelas”. ¡No sean cínicos! La mayoría de los participantes, colaboradores y ejecutores del acto terrorista más importante de la historia, el que inició el siglo XXI en Nueva York, estaba formada por colaboradores suyos, los pagaba un Estado que era su principal aliado en Oriente Medio, y para mayor ludibrio imperial, los sacaron en aviones apenas terminadas las matanzas por las repercusiones geopolíticas que pudieran tener para la economía y la relación de fuerzas de Estados Unidos, entonces dirigidos por un deficiente mental con serios problemas para distinguir dónde estaba Afganistán y dónde Arabia Saudí, un Bush, probablemente el más tonto de la familia, por más que haya otro aspirante que se lo disputa. ¿Qué mejor para los grandes emporios económicos de las armas y las letras de cambio, si tal figura existe aún, que tener un presidente idiota? De esto sabemos nosotros bastante. Gregorio Morán

Quizás aqui se encuentra alguna de las claves de la victoria de Donald Trump en las elecciones de ayer en los Estados Unidos. Quizás la lectura europea de los candidatos a estas elecciones ha sido desenfocada, porquè en el fondo Trump que debe haber leído a Huxley, ha recordado my puesto en pràctica la màxima de el Mundon Fedliz: No hay mayor negocio que vender a gente desesperada un producto que les asegure eliminar esta desesperación". No es nuevo, la demagogia de la extrema derecha europea funciona así y parece evidente que les funciona. Le dicen a la gente lo que quieren oir, es en cierto modo una nueva política, o manera de hacer política, o vieja, muy vieja, es la misma política, el mismo lenguaje que empleo el tercer Reich.