Haced unos días la mayoría de la población no sabía nada de un equipo de fútbol brasileño de nombre Chapecoense, al menos servidor era totalmente ignorante de él. En todos los campos de fútbol de España ha celebrado este fin de semana el minuto de silencio en memoria de los fallecidos en el accidente de avión que sufrieron los componentes del equipo de fútbol brasileño del Chapecoense cuando volaban hacia Medellín (Colombia) a jugar la final de la copa Sudamericana contra el Atlético Nacional.
Los accidentes aéreos de equipos de fútbol, cogen una dimensión incluso exagerada si los comparamos con los accidentes de avión donde sólo mueren civiles que no van en pantalón corto; esto ya era así antes, cuando el accidente del Manchester United en 1958, o del Torino 1949. En cambio, no tuvo el mismo eco ni la misma cobertura mediática el accidente aéreo del 7 de septiembre de 2011, donde un total de 36 de los 37 integrantes del equipo de equipo ruso de hockey sobre hielo Lokomotiv murieron al estrellarse el avión en el que viajaban desde Yaroslavl a Minsk. El aparato Yak-42 (un modelo con un largo historial de accidentes fatales) estalló en llamas y parte de su fuselaje cayó al río Volga. Sobrevivieron sólo uno de los jugadores y uno de los ocho tripulantes.
La cobertura mediática que se da a las tragedias es extraña y no siempre equitativa, por ejemplo: mira que desaparecen chicas en España a menudo, pero ninguna de ellas ha sido merecedora de la atención mediática que le han dado los periódicos y sobre todo alguna televisión en concreto a la desaparecida Diana Quer en Galicia.
Leo que han decidió dar el título de campeón de la copa Sudamericana al Chapecoense, a título póstumo se entiende; pues no lo encuentro justo, homenajes los que quieran y consideren oportunos, aunque sean sobredimensionados, pero de eso a darles el título, hay una eternidad, la misma eternidad que han conseguido a su pesar y sin quererlo los jugadores del Chapecoense. Digo esto porque en los campos de fútbol solo se rinde homenaje a los jugadores del equipo brasileño, o al equipo en su conjunto, pero no a la tripulación del aparato que también murió en el accidente.
Los accidentes aéreos de equipos de fútbol, cogen una dimensión incluso exagerada si los comparamos con los accidentes de avión donde sólo mueren civiles que no van en pantalón corto; esto ya era así antes, cuando el accidente del Manchester United en 1958, o del Torino 1949. En cambio, no tuvo el mismo eco ni la misma cobertura mediática el accidente aéreo del 7 de septiembre de 2011, donde un total de 36 de los 37 integrantes del equipo de equipo ruso de hockey sobre hielo Lokomotiv murieron al estrellarse el avión en el que viajaban desde Yaroslavl a Minsk. El aparato Yak-42 (un modelo con un largo historial de accidentes fatales) estalló en llamas y parte de su fuselaje cayó al río Volga. Sobrevivieron sólo uno de los jugadores y uno de los ocho tripulantes.
La cobertura mediática que se da a las tragedias es extraña y no siempre equitativa, por ejemplo: mira que desaparecen chicas en España a menudo, pero ninguna de ellas ha sido merecedora de la atención mediática que le han dado los periódicos y sobre todo alguna televisión en concreto a la desaparecida Diana Quer en Galicia.
Leo que han decidió dar el título de campeón de la copa Sudamericana al Chapecoense, a título póstumo se entiende; pues no lo encuentro justo, homenajes los que quieran y consideren oportunos, aunque sean sobredimensionados, pero de eso a darles el título, hay una eternidad, la misma eternidad que han conseguido a su pesar y sin quererlo los jugadores del Chapecoense. Digo esto porque en los campos de fútbol solo se rinde homenaje a los jugadores del equipo brasileño, o al equipo en su conjunto, pero no a la tripulación del aparato que también murió en el accidente.
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