LA NUEVA LITURGIA DE LA SUMISIÓN

“La propaganda fascista pudo echar raíces debido a la estructura autoritaria y temerosa de libertad de los hombres. Por eso la importancia sociológica de Hitler no reside en su personalidad, sino en la significación que le otorgan las masas” Wilhelm Reich, Psicología de masas del fascismo.
El desarrollo industrial de las sociedades actuales junto con el progreso alcanzado en la vía tecnológica y el consiguiente aumento de los niveles de vida, podrían llevar a pensar en un relajamiento de los controles represivos institucionales así como en la cesación de la servidumbre sellada históricamente sobre los individuos. La desaparición de los “grandes” y abominables tiranos que visible y ostensiblemente sometían a sus súbditos parecería corroborar tal sofocación de la dominación represiva. 
No obstante, nos encontramos con nuevos omniscientes portadores de un nuevo dogmatismo que designa y moviliza técnicas más refinadas de amaestramiento, unos omniscientes que carecen de rostro identificable y que actúan como mediadores entre un amo igualmente anónimo y unos servidores que desconocen o niegan su propia condición. Así, los medios de comunicación de masas y todo el aparato publicitario y propagandístico que los sostiene, sirven de soporte a la institución social y al aparato productivo que la define, el cual, mediante un vasto complejo de mercancías y útiles que evolucionan tan rápido como marcan los avances de la técnica, somete a los individuos satisfaciendo una red de necesidades artificiales que a fuerza de ser promulgadas, han terminado por definir y condicionar la identidad y la vida misma de los sujetos.

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