Maria de los Dolores de Cospedal, la ministra que tan sobradas muestras ha dado - en diferido - de su capacidad intelectual, es la gran gestora de ese desorbitado aumento del presupuesto de Defensa, un 32% sobre 2016.
Echen vuesas mercedes un vistazo al dinero que se dedica en verdad a educación, sanidad, cultura, ciencia, a la dependencia o la pobreza infantil y vean cuan poco lo son de sociales. Es cierto que se ha visto obligada a aflorar, por mandato del Tribunal Constitucional, una herencia de su predecesor, Pedro Morenés, que utilizaba créditos extraordinarios aprobados por Real Decreto para comprar armamento. El programa que él aprobó asciende, por cierto, a 30.000 millones de euros de los que restan por pagar 20.000 millones. Aun así el presupuesto real aumenta y en algunas partidas de forma desorbitada, hasta un 442%.

Cospedal es la ministra idónea para los nuevos tiempos. Ha nombrado además un nuevo jefe del Estado Mayor del Aire que, según declara, "procura tener a Dios presente en todas sus decisiones". Ha destinado precisamente a Morenés, exministro y vinculado a empresas de armamento, como embajador en Washington aunque no pertenece a la carrera diplomática. La misma ciudad donde reside Donald Trump. La aún secretaria general del PP es la persona que definió perfectamente su ideología al declarar: "Lo primero que necesita un país es seguridad. Si no tenemos garantizada nuestra defensa y nuestra seguridad, da igual tener garantizado el subsidio de desempleo, la sanidad pública o la mejor educación". 

Algo cambió cuando los Ministerios de la Guerra pasaron a llamarse Ministerios de Defensa: los eufemismos de la neolengua. Y de la propaganda y siembra de miedo que prende en los ciudadanos más indefensos mental o emocionalmente. Hasta hacerles temer más un hipotético atentado que la precariedad que mata todos los días. Los daños que ocasiona la pobreza y la injusticia son infinitamente superiores a los que causa la acción terrorista de los fanáticos, una acción terrorista que además no nos pueden garantizar que conseguirán evitar, por más dinero que gasten en armamento.

Sólo hay que fijarse en la diferencia entre los 5.700 millones de euros dedicados a defensa y los 800 millones de euros dedicados a cultura, claro que estamos ante una inminente guerra contra la Gran Bretaña por lo del peñón de Gibraltar y hay que enviar tanques por la Diagonal i a TV3, y esto es mucho gasto.

De la lluvia de millones que prometió hace quince dias don Mariano, nada de nada, ni a Catalunya ni al resto de autonomías, más es menos o menos es más, y aqui pasamos del 0,21 dedicado a ayudas sociales, al aumento del presupuesto de Defensa de un 32%, mientras, Rajoy el gran procrastinador, continua inane, impàvido y inasequible al desaliento.