La ciclogénesis explosiva es de momento la última rimbombante expresión acuñada por los hombres y mujeres del tiempo para definir lo que antes sencillamente se definía como 'la Gota fría', término que incluso tuvo su canción que no es que tuviera mucho que ver, pero es que no soy capaz de imaginar una canción con el título de 'ciclogénesis explosiva'. Antes de gota fría, se decía una fuerte borrasca con mar gruesa, o se decía fuertes tormentas y mala mar, y antes de fuertes tormentas y mala mar se debía decir Mal tiempo, aunque a veces el mal tiempo es bueno si llueve, sobre todo en épocas de sequía, o sea que mal tiempo es un concepto relativamente erróneo, y supongo que antes de mal tiempo, no se debía decir nada, al no estar el personal preocupado por el tiempo sino por problemas serios y concretos de los antiguos, de los de antes, cuando no había no ya hombres y mujeres del tiempo, sino ni tan siquiera hombres del tiempo, y la gente ya conocía el tiempo que haría en su territorio al estar en contacto permanente con la naturaleza. Un trabajo el de meteorólogo tan inútil y poco fiable como la de un árbitro asistente de fútbol. Es más, para los hoteleros de Girona en general es un trabajo lesivo para sus intereses económicos, pues a menudo - inútilmente - les asustan el personal de fin de semana. Y aquí tenemos - perdón, tienen - una obsesión con el tiempo, que francamente no acabo de entender. A los hombres y mujeres del tiempo les deberían poner un VAR.

Esta reflexión de una aburrida mañana del domingo me ha recordado un delicioso cuento corto de Monterroso.

"HISTORIA FANTÁSTICA - Explicar la historia del día en que el fin del mundo se suspendió por mal tiempo."