Entre el doce y catorce de diciembre de 1970 un grupo de intelectuales catalanes se reunieron en Montserrat, en lo que dio después lugar al nacimiento de la asamblea de Cataluña. Dos años antes había habido los disturbios del Mayo del 68 en París. La olla hervía en toda Europa. Era una época en que pasaban muchas cosas, en que todo estaba cambiando y muy rápido, y yo estaba allí y en la edad adecuada, más en ninguna de ellas participé. Y lo explico para que conste en acta y así quede constancia de que, en mayo del 68 no estaba en Paris (debía ser el único catalán de mi edad que no fué), ni estuvevtampoco al encierro de intelectuales en Montserrat, o en la Caputxinada, y mucho menos he sido fichado por el TOP o interrogado en las siniestras instalaciones de la Via Laietana por el mal nacido del inspector Creix.
En aquella época estaba dedicado a vivir mi juventud sin preocuparme de nada, mal que ahora pese, pero ya está hecho y así fue. Al menos no me cuelgo medallas que más bien son manchas como hacen, o han hecho, muchos otros que participaron más o menos como yo y se jactan de haber estado en todos los sitios y actos.
Y con tantas ocasiones perdidas de vivir momentos históricos, y tantas otras cosas que quisiera haber hecho y no ha sido así, la percepción es que he desperdiciado mucho de mi tiempo. Y es cierto, y es también que es una de las cosas que me sabe más mal, esto, el tiempo que he desperdiciado a lo largo de mi vida, todo este tiempo malbaratado inútilmente que ya no podré recuperar, perdido en medio de pequeñas insubstancialidades.
No sería tampoco del todo así, pero si es cierto que cuesta administrar equitativamente el tiempo, no quisiera tampoco ahora dar la impresión de que he estado toda la vida vagando sin dar ni golpe, pero si podía haber hecho muchas más cosas y participado en otras importantes o a veces no tanto, pero que ahora siento no haberlo hecho. Quizás es normal perder el tiempo, a Proust le dio por seis libros, o el Paraíso perdido, el largo poema de Milton que le llevó también su tiempo. De hecho, no creo sea muy original en este aspecto, más o menos es lo que debe pensar la mayoría del personal al llegar a mi edad, al girar la vista atrás y cada uno desde su propio estado de desencanto.