Nitsal Abrala¡, es una ciudadana Eritrea con hijos y nietos y un marido con el que se ha reencontrado hoy, después de 16 años separados. El motivo, ella se de Eritrea y él Etíope, y la guerra, la guerra olvidada que los separó y que causó cien mil muertos, hoy ha acabado definitivamente al abrirse fronteras y la libre circulación de personas. A Nitsal, la guerra le ha robado bastante más que dieciseis años de su vida, se la han robado casi toda, por una guerra estúpida, inútil e ignorada.

"Era como un hombre muerto caminando. Mi vida carecía de sentido, sin gusto. La frontera estaba cerrada para los etíopes, así que no pude pasar. Me sentí como si hubiera muerto". Estas palabras las dijo el periodista Addisalem Hadigu, marido de Nitsal Abrala, uno de los muchos etíopes separados de sus familias por décadas, el miércoles pasado tras aterrizar en el primer vuelo comercial entre Etiopía y Eritrea en 20 años. Hadigu no veía a sus hijas desde 2002, cuando su esposa cruzó la frontera hacia Eritrea con sus hijas. "Mi sufrimiento ha terminado: me encontré con mis hijas, las besé y derramé mis lágrimas", dijo Hadigu.

La vida también es eso, Addisalem i Nitsal se han reencontrado, pero les han robado 16 años de su vida, y eso es un crimen de lesa humanidad que no tiene perdón ni nadie que juzgue a los culpables.