Edmon Jabes, decia "mirad, no tengo rostro, lo que exhibo és la cara del instante", refiriéndose a el como poeta. Roberto Bolaño en esta entrevista habla del rostro del lector. Y yo os quiero hablar de mi relación no relación con Roberto Bolaño. Los tres salvando las diferencias hablamos en el fondo de lo mismo, del profundo amor que sentimos por la literatura.

"En 1983, a la edad de veintidós años, empezó la tarea de traducir De Arsonval. Nadie le pidió que lo hiciera. No había entonces ninguna editorial francesa interesada en publicar este alemán de nombre extraño. Pelletier empezó a traducirlo básicamente porque le gustaba, porque era feliz haciéndolo, aunque que también pensó que podía presentar la traducción, precedida de un estudio sobre la obra archimboldiana, como tesis y, quien sabe, como la primera piedra de su futuro doctorado ... "  
Este párrafo de 2.666  que se refiere a uno de los protagonistas de la novela, el crítico francés Jean-Claude Pelletier, me dio la idea de traducir la novela de Roberto Bolaño al catalán. Empecé muy embalado, sobre todo debido a que atravesaba una de esas épocas en que uno se queda seco y no se le ocurre nada para escribir de cosecha propia. Este recurso de traducir en tiempo de sequía ya la había usado con en Rimbaud o Vila Matas, pero nada comparado con el reto de hacerlo con mi autor más apreciado y con su última novela. A estas alturas estoy terminando de traducir la parte de Fate. Traducir ha sido una manera diferente de leer la novela, y reconozco que ha sido ciertamente extraña mi relación con Bolaño, por qué de hecho no llegó a existir.
Supe de él por primera vez en el verano de 2001, leyendo  Soldados de Salamina de Javier Cercas. Aquel verano en el mes de agosto estaba en Blanes de vacaciones, y quise comprobar si el personaje de Roberto Bolaño era real o un invento de Cercas. Al llamar a información de telefónica y dar nombre y calle (Cercas hablaba de la calle ancha, en el centro de Blanes) una señorita muy amable me dijo que si tenía teléfono este señor pero que estaba restringido y no me lo podía dar. ¡Vaya! Me dije, entonces el personaje es real, y o bien es importante o exiliado político (de hecho era ambas cosas) Pués de no ser así no tendría restringido el número de teléfono.
El segundo paso, fue a primera hora de la mañana que acostumbraba a caminar cada día desde los pinos hasta el puerto, pasarme por la calle ancha que ver cuál podía ser la casa de aspecto colonial que mencionaba Javier Cercas, pero es un concepto algo relativo y había dos o tres que podían serlo. A día de hoy todavía no se cuál era exactamente.
El tercer paso consistió en ir a una librería muy pequeña que hay en el paseo de dentro, donde hay por las mañanas el mercado de los agricultores y preguntar si tenían alguna novela de él, si vivía en Blanes parecía lógica la deducción. Al entrar en la librería no había nadie, pensé que la persona encargada - así era - había salido un momento. Mientras esperaba de espaldas al mostrador, al fondo a la izquierda encima de una estantería giratoria me llamó la atención un libro rojo del que sólo veía el lomo, pero que me atrajo como un imán. El libro era "Los detectives Salvajes". Lo tenía en la mano cuando entró la dependienta. El mismo día empecé a leerlo... 
Quién lo haya hecho, o a quien haya cogido distraído si como yo no conocía nada de Bolaño, supongo se sentiría igual de desconcertado cuando la novela, que sigue las peripecias y aprendizaje de Garcia Madero por México de los 70's, y los "detectives salvajes" Arturo Belano y Ulises Lima en busca de la poetisa Cesárea Tinajero durante veinte años, y de repente cambia radicalmente en su giro narrativo, reconozco que me detuve y durante una temporada la novela quedó olvidada pero a mano, por si acaso. Al tiempo empecé de nuevo, desde el principio y ya no paré; pero, me gustaba tanto (a veces tenía que volver atrás pués algo se me había escapado y algo no me ligaba) que dosificaba su lectura para que no se acabara.

Un día, debería ser lunes por lo que luego diré, me faltaban para terminarla no llegaba a las 100 páginas, y sentí la imperiosa necesidad de terminarla yendo a dormir más tarde de la cuenta, aspecto inhabitual en mí que soy de ir a dormir a las diez o como mucho diez y media. Al día siguiente y por lo que decía antes debía ser martes, mientras subía al coche y encendía la radio acababa la tertulia  de Catalunya Radio de Foix, Portabella y Zanuy y en las postrimerías sólo llegué a entender que había muerto el día antes un escritor que había ganado el premio Herralde, por tanto la duda era, Bolaño o Vila Matas. Al llamar a Catalunya Radio me confirmaron que quien había muerto era Roberto Bolaño. Y esta fué mi relación, o mejor dicho, no relación con el. 

Dejadme añadir tres vídeos de entrevistas a Bolaño, Cortazar y Rulfo de cuando aún se hacia televisión es este país

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