VIA MUERTA


Las declaraciones del presidente Quim Torra tras su visita oficial a Eslovenia han llenado páginas y minutos de pantalla con replicas, contrarréplicas, disertaciones y artículos sobre la 'vía eslovena'. Por cierto, alguien sabe dónde será el próximo viaje del Presidente Torra. Se le debe parar si o si, por su bien y el nuestro.
De entrada, estaríamos de acuerdo en que cualquier ejemplo que tenga que ver con un conflicto armado no es un buen ejemplo, pues genera un alarmismo innecesario y es fácil de aprovechar por todos aquellos que quieren eludir el debate político, porque pueden sustituirlo por simplificaciones caricaturescas, que de hecho el Presidente vicario pone mucho de su parte. En cambio, el caso escocés es mucho más fácil de entender para todos, por su proximidad cronológica y geográfica. Hace justo cuatro años, en un país de la Unión Europea, se pudo debatir con normalidad sobre la soberanía, ejerciendo el derecho a la autodeterminación. No fue en la otra punta del mundo en una colonia bananera, sino en Gran Bretaña.
La vía eslovena y la guerra de los diez días, de haber podido elegir, seguro que los eslovenos se la habrían ahorrado. La diferencia entre Escocia y Eslovenia es que los primeros en el otro lado se encontraron una democracia occidental consolidada, con respeto por los derechos individuales y colectivos, y los eslovenos, no. Sobre el papel, España debería parecerse más al Reino Unido que a la antigua Yugoslavia, pero por el momento, lo que hemos constatado es que la vía española consiste en aprisionar y humillar al rival antes que razonar y dialogar. Mientras tanto, Torra sigue yendo sin rumbo, a la suya, y hay que reconocer que ha sido muy desafortunado a la hora de escoger la vía eslovena como ejemplo a seguir, y que más bien se trata es una vía muerta. Vía muerta, vía catalana, vía eslovena, vía escocesa, vía española.... vía crucis, vía vía que diría Paolo Conte. Demasiadas vías para un simple Vicario.

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