REBELIÓN EN LA GRANJA


Asalto a las granjas. Grupos animalistas irrumpen en las fincas de varios ganaderos en los últimos meses. Nunca antes el modelo de explotación ganadera había estado tan cuestionado como en la actualidad. 
Los grupos animalistas han intentado denunciar en diversas ocasiones las condiciones de vida animal o el maltrato en granjas o mataderos. Y para ello han utilizado imágenes grabadas difundidas en las redes. La novedad ahora es que los granjeros también se están convirtiendo en el objetivo de algunos grupos organizados que asaltan sus fincas para liberar vacas, cerdos y pollos.
La confrontación entre animalistas y ganaderos ha traspasado, pues, los límites del campo virtual y se ha trasladado a las propias granjas. Hace ocho días, más de un centenar de activistas de la organización Action for Liberation, perteneciente al movimiento Meat the Victims, asaltaron la granja de Gerard Basa, un ganadero de 24 años responsable de una explotación familiar de tamaño medio (unas 400 animales, entre vacas productoras y terneros) en Sant Antoni de Vilamajor (Barcelona).
Massin Akandouch, organizador de este grupo, indicó que la finalidad de la acción era “enseñar al ciudadano de dónde vienen los productos que consume y que conozca, a través de imágenes, quiénes son las víctimas de sus decisiones a la hora de consumir productos de origen animal”.

El granjero denuncia el estrés causado al ganado y la indefensión

Fue una acción muy organizada. Sobre las 10 de la mañana se acercaron caminando desde el aparcamiento de un restaurante próximo, donde estacionaron el autobús y entraron en la explotación del joven. Una vez dentro, causaron desorden en la granja y lograron soltar algunas reses de su estancia. El propietario, Gerard Basa, y la familia sufrieron con indignación e impotencia cómo el grupo perturbaba la paz de los animales y “hacían en nuestra casa los que les daba la gana”. 
Basa asegura que los asaltantes vulneraron las normas de bioseguridad que toda granja y ganadero deben cumplir escrupulosamente. “Por no hablar del estrés que causaron a los animales, que no están acostumbrados a tanta gente y ajetreo”, explica.
La policía local y los Mossos d’Esquadra fueron alertados por los propietarios, pero para el perjudicado la presencia de los agentes no ayudó en absoluto a solucionar la situación. “La policía local me dijo que no hiciera nada, que no tocara nada, ni que moviera los tractores con los que pretendía cerrar el paso a los intrusos”, explica indignado Basa. Ante esta situación, el joven ganadero decidió irse de su finca antes de provocar cualquier incidente dejando al mando a su padre y su tío, quienes tampoco quisieron alimentar la tensión. “Es muy duro que tengas que irte de tu casa para que no acabe empeorando una situación que tú no has provocado o que no puedas defender lo que es tuyo”.

Gerard Basa relata que pidió por favor que los animalistas abandonaran su finca, que allí sus animales estaban en perfectas condiciones. Lejos de obedecerle, el propietario asegura que los intrusos dieron de beber agua a terneros que, por el tiempo que tienen, no les corresponde ingerir más que leche.
También insertaron vídeos, que distribuyeron después por las redes, imágenes de terneros muertos que no eran de su explotación. Los afectados denuncian la poca implicación de los cuerpos de seguridad, ya que de ellos esperaba que protegieran una propiedad privada que estaba siendo allanada.
La organización agraria JARC ve con preocupación la situación y la dimensión que están adoptando estas performances y por ello solicita a la Administración que aplique medidas para evitar más actuaciones de este tipo y que se inspiren en las sanciones que se aplican en otros países. Los responsables de la agrupación estudiarían presentarse como acusación popular –en el caso de que llegue la denuncia a los juzgados– para “que se imparta justicia ante los graves hechos que han sucedido”.
Los miembros del grupo Action for Liberation, bajo el paraguas de las acciones Meat The Victims, se organizan a través de las redes sociales y se citan en puntos concretos para proceder a la entrada de las granjas. Una vez dentro, liberan animales y protagonizan incidentes con molestias y, a veces, daños a los propietarios. La misma semana que asaltaron la granja de Sant Antoni de Vilamajor también intervinieron en una granja de cerdos de Cardedeu y días antes robaron un ternero de otra explotación; su paradero se desconoce por completo, y se ha convertido en un preciado botín del animalismo.
Lejos de cesar en el empeño de los asaltos, representantes de este grupo amenazan con nuevas y contundentes actuaciones. “Con ellas, denunciamos el uso innecesario de los animales: hoy en día no hace falta consumir animales ni productos de origen animal, ya que hay alternativas: es mejor para el planeta y en muchos casos mejor para nuestra salud”, añade el portavoz de Action for Liberation. “Nuestro objetivo es denunciar el uso y la opresión a que son sometidos los animales y no atacar o aterrorizar a los granjeros”, repite.
Los ganaderos afirman estar hartos de la situación e indignados por la pasividad de las autoridades y han decidido pasar a la acción y afrontar con todos los riesgos la llegada de estos colectivos a sus fincas. Los afectados está tramitando denuncias particulares y colectivas contra los integrantes de este movimiento animalista.
Podria escribir un alegato sobre este tema, pero casi que lo resumiria con un, quien poco trabajo tiene, el gato peina, o que los animalistas más que animalistas son animatontos, en una obsesión casi enfermiza con la preservación de los derechos de los animales, sin preocuparse por los derechos de las personas que son agredidos cada dia y les guste o no son mucho más importantes que los animales, y és que entre animalistas y veganos, apañados estamos, o es que las patatas, las acelgas, espinacas o lechugas no sufren, o los peces con su larga agonía fuera del agua, no tienen también sus derechos como los animales o las personas. No se puede ser más idiota en confundir el orden de las prioridades animales, vegetales y piscícolas, marisco incluido. A lo mejor es que entre los del movimiento animalista hay muchos semovientes, y la defensa de los animales sea tan sólo una cuestión corporativa.

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