La noticia la publiqué ayer en absurdidades, y al ser de aquellas que no sabes exactamente donde ubicarla, escribí un texto ampliando el tema para comentarlo en este blog. Menos mal que no lo publiqué anoche, se parece tanto al de Monzó que tenéis a continuación, que podría parecer un plagio descarado, y conste que no es la primera vez que me pasa. Os dejo pues el original.

NORMATIVA LABORAL

Los Testigos de Jehová publican una revista que lleva por título ¡Despertad! y que, según explican, “muestra como hacer frente a los problemas de nuestro tiempo e infunde confianza en la promesa del Creador de establecer un nuevo mundo pacífico y seguro”. En 1974 explicaba detalles interesantes sobre las relaciones adúlteras: “Las relaciones sexuales ilícitas pueden ser mortales para una persona con problemas cardiacos. Según la doctora Leonore R. Zohman, las relaciones sexuales entre marido y mujer no son más fatigantes que subir a pie dos pisos o bajar rápidamente a la calle. En cambio, las ilícitas provocan una gran tensión en el corazón, a causa de la emoción que resulta de una conciencia culpable y de la preocupación por mostrarse a la altura. Un estudio hecho en Japón demuestra que, de cada diez muertes repentinas durante las relaciones sexuales, ocho ocurren durante relaciones ilícitas”.

Ahora, tantos años después, una vez más se demuestra que vale la pena tener en cuenta la advertencia de los Testigos de Jehová. Un tribunal francés acaba de dar el veredicto final de un caso que se remonta al 2013. Un señor de quien la prensa sólo nos da el nombre de pila –Xavier– trabajaba como ingeniero para la empresa TSO, especializada en infraestructuras ferroviarias. El hombre, casado, estaba por cuestiones de trabajo en la ciudad de Meung-sur-Loire, en el centro de Francia, en la que, según los libros de Simenon, el comisario Maigret se retiró. Un día Xavier conoció a una mujer y acabaron pasando la noche juntos, en un hotel. Al día siguiente lo encontraron muerto. Había tenido un ataque cardiaco.

Hasta aquí, nada que se salga de lo habitual. Lo que convierte ese hecho en noticia es que el tribunal ha decidido que se trata de un accidente laboral y que, por este motivo, la empresa para la que trabajaba es financieramente responsable y debe indemnizar a su familia. TSO había intentado demostrar que la muerte de su empleado no tuvo relación con el trabajo que ejercía durante aquel viaje. Además, en el momento de su muerte, el tal Xavier no estaba en la habitación de hotel que la empresa le había reservado para su estancia, y que –ojo– el encuentro sexual durante el que murió fue de carácter adúltero.

Según la justicia francesa, “un encuentro sexual es un acto de la vida normal, como ducharse o comer”


Pero la justicia no aceptó estos argumentos. Considera laboral cualquier accidente que un empleado sufra durante un viaje a cargo de la empresa, excepto los ocurridos como parte de actividades intencionalmente ajenas al trabajo. Y ¿acaso no es una actividad intencionalmente ajena al trabajo irse a un hotel a follar con alguien? Pues no. Según los tribunales franceses, “un encuentro sexual es un acto de la vida normal, como ducharse o comer”. En consecuencia, la familia del difunto recibirá compensaciones del Estado y de la empresa, que cada mes tendrá que pagar a los familiares de Xavier el 80% de su salario, hasta la que hubiera sido su edad de jubilación. En estos momentos, mientras lee la noticia, el comisario Maigret se prepara una pipa y se sirve una copa de calvados. El champán no le ha gustado nunca.

QUIM MONZÓ - lavanguardia.com