LA IMPUNIDAD DE LOS VIOLENTOS

Miedo, desconcierto, indignación, colapso, heridos ... Una quincena de fascistas irrumpieron el 11 de septiembre de 2013 con actitud intimidatoria y desafiante en el acto protocolario que se celebraba con motivo de la Diada en la delegación del gobierno de la Generalitat en Madrid. "En algún momento llegué a pensar que pasaría una muy gorda", confesaba una joven asistente. "Eran unos verdaderos energúmenos; unos matones", relataba otro de los presentes. Algunos intentaban camuflarse con pañuelos, pero la mayoría iban con la cara descubierta cuando entraron en la sala de actos de Blanquerna exhibiendo banderas y símbolos de la ultraderecha y repitiendo el cántico: "No nos engañan, Cataluña es España."
La aparición fue precedida del destrozo del mobiliario que los vándalos iban encontrando a su paso y de golpes y empujones a algunos de los asistentes -entre los cuales, el diputado de CiU Josep Sánchez Llibre para abrirse un pasillo hasta el escenario, donde el delegado de la Generalitat en Madrid, Josep Maria Bosch -que estrenaba en el cargo-, estaba haciendo el discurso institucional. En la primera fila, una nutrida representación de diputados y senadores de CiU y el PSC.
En medio del griterío y del susto generalizado, el grupo de estética neonazi lanzó la bandera catalana en el suelo y estrujó el micrófono, mientras insistía en los cánticos y hacía ondear banderas preconstitucionales y símbolos fascistas.
Concentración ultra en Montjuïc organizada por los partidoss que atacaron la Blanquerna | José Manuel Gutiérrez
Antes de huir, lanzaron gas irritante, lo que generó una estampida de los asistentes y, sobre todo, provocó intoxicaciones leves. "Noté un ardor mucha fuerte", relataba la diputada del PSC Teresa Cunillera. "He notado un picor tremenda en los ojos", explicaba María Isabel, una chilena hija de catalanes; Dolores, su acompañante, una madrileña - "admiradora de Cataluña" - que dice que suele participar en los actos en Blanquerna, aseguraba que se les cortaba el aliento. "Entre una cosa y otra, hemos pasado miedo", relataban. "Venimos a menudo y nunca nos hubiéramos imaginado que viviríamos una situación así", concluían.
A 31 de octubre de 2017 el digital 'el punt' publicaba: Los ultras condenados por el ataque la Diada de 2013 en Blanquerna, sede de la Generalitat en Madrid, han conseguido aplazar el ingreso en prisión. Seis de los 14 condenados debían entrar este miércoles en un centro penitenciario pero, ahora, no lo harán antes del 15 de noviembre.
Si bien la Audiencia de Madrid impuso seis meses de prisión a doce de los autores, y ocho meses a dos, el Tribunal Supremo, que estimó el agravante de odio o discriminación por motivos ideológicos, incrementó las condenas a tres años y once meses por doce, ya cuatro años y un mes a los otros dos.
De estos, los cinco militantes de Democracia Nacional y dos del desaparecido Nudo Patriota pidieron el indulto, mientras los cinco de Falange y los dos de Alianza Nacional se negaron a hacerlo. Lo que sí hicieron los catorce fue presentar un recurso de amparo al Tribunal Constitucional alegando que cuando un tribunal superior multiplica la pena por seis o por ocho aplicando un agravante que no se consideró en la sentencia inicial, hay que hacer una "vistilla" para que los abogados defensores puedan oponerse. Este recurso de amparo aún no tiene sentencia.
Aunque La Falange informó a primeros de septiembre que sus militantes y los de Alianza Nacional habían recibido la orden de ingreso en prisión, se les concedió un aplazamiento que acababa el 10 de octubre. Pero lograron un nuevo aplazamiento hasta el miércoles 1 de noviembre, y tres de ellos, Manuel Andrino, jefe nacional de La Falange, Jesús Fernando Fernández, lo que actuó con la cara tapada, y Sergio R, fueron a la manifestación ultra de Montjuïc del 12 de octubre. Ahora, han conseguido nuevos aplazamientos hasta el 14 y 15 de noviembre del 2017.

A día de hoy 'salvo error u omisión' seis años después, siguen sin haber entrado en prisión. Conviene no olvidarlo. Por cierto, el Presidente del Gobierno Español no condenó en su momento este acto de violencia.

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