Alcira Soust Scaffo: la poeta uruguaya que resistió escondida la invasión a la UNAM. Poeta amiga de Bolaño y Papasquiaro, anduvo en México DF con los real visceralistas que Bolaño reflejó en 'Los detectives Salvajes'. Alcira fue una poeta-activista", explicó Agustín Fernández a Sputnik. "Usaba su poesía como arma, por eso a su obra poética la llamó "poesía en armas".
Eran las diez de la noche del 18 de setiembre de 1968 cuando el Ejército mexicano, con "decenas de tanques ligeros, vehículos artillados y de transporte, así como una brigada de infantería, el 12º regimiento de caballería mecanizado, un batallón de fusileros paracaidistas, una compañía del batallón Olimpia, dos compañías del segundo batallón de ingenieros de combate y un batallón de Guardias Presidenciales; en suma, 10 mil efectivos al mando del general Crisóforo Mazón Pineda”, invadía la Ciudad Universitaria.
El recuento entrecomillado corresponde al informe histórico de la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (ya inexistente) y fue citado por el periódico mexicano La Jornada el 18 de setiembre de 2008, cuando se cumplían 40 años de la violación y ocupación del campus que precedió en menos de dos semanas a la masacre de Tlatelolco.
A esa hora en que las fuerzas invasoras entraban al campus, en la Facultad de Medicina se celebraba una reunión del Consejo Nacional de Huelga (CNH). En la Torre de Humanidades, mientras tanto, en un baño del octavo piso, Alcira Soust Scaffo, uruguaya nacida en Durazno, maestra y poeta, leía a León Felipe. Aunque de creerle a Roberto Bolaño, lo que Alcira leía en ese momento no era un libro de León Felipe sino de Pedro Garfias, otro español corrido de su país por la guerra. Como sea, ya fuera que estuviera leyendo a Felipe o a Garfias o que estuviera pensando en la inmortalidad del cangrejo, lo que se sabe con relativa certeza es que Alcira Soust Scaffo, de 44 años, estaba en el baño del octavo piso cuando escuchó la gritería y el desparramo de gente provocados por la invasión de soldados y tanques en el campus, así que se asomó a la ventana. Y lo que vio no le dejó lugar a dudas: docentes, estudiantes y padres que se habían acercado a apoyar a los huelguistas eran arrastrados a los camiones por los efectivos militares, detenidos y arrancados del lugar a golpes y empujones, para ser conducidos quién sabe a qué destino. Unas 500.000 personas fueron aprehendidas.
Alcira debe haber razonado, tal como cree la leyenda y cuenta Bolaño, o como tal vez ella misma le confesó a alguien, que si la pescaban en la facultad, inmigrante y sin papeles al día, lo más probable era que terminara, con suerte, deportada de regreso a Uruguay. Así que no lo meditó mucho: se encerró en uno de los cubículos del baño y se quedó ahí, escondida y en silencio a la espera de que el asunto se calmara. Obviamente, alguien tuvo que haber revisado los baños, pero la leyenda cuenta que Alcira se trancó en su cubículo y se encaramó en el retrete para que no se le vieran las piernas, y ahí quedó, quietita y callada hasta que sintió que no había soldados cerca y recién entonces, con cuidado, se animó a apoyar otra vez los pies en el piso.
Pero las cosas no llegaron a este punto de un minuto para el otro. Desde el 1º de agosto de ese año la bandera mexicana estaba a media asta en la Ciudad Universitaria. El rector de la UNAM, Javier Barros Sierra, había reclamado ese día en un discurso la libertad de los estudiantes de “la Prepa 1”, detenidos el 30 de julio, y el respeto de la autonomía universitaria. El movimiento estudiantil estaba en conflicto desde bastante antes, pero ese año, en octubre, debían celebrarse los Juegos Olímpicos conocidos como la XIX Olimpíada, y el gobierno estaba resuelto a no dejar que los desórdenes causados por las protestas estropearan la imagen internacional del país. El 2 de agosto se constituyó el CNH, integrado por la UNAM, el Instituto Politécnico Nacional, el Colegio de México, la Escuela de Agricultura de Chapingo, la Universidad Iberoamericana, la Universidad La Salle (México) y otras universidades del interior de la república.
El 7 de setiembre se hizo en Tlatelolco la “manifestación de las antorchas”. Casi una semana después, el 13, la Marcha del Silencio convocó a cientos de miles de estudiantes que desfilaron con las bocas cubiertas con pañuelos o con cintas. El volante repartido por el CNH decía: “Pueblo mexicano: puedes ver que no somos unos vándalos ni unos rebeldes sin causa, como se nos ha tachado con extraordinaria frecuencia. Puedes darte cuenta de nuestro silencio, un silencio impresionante, un silencio conmovedor, un silencio que expresa nuestro sentimiento y a la vez nuestra indignación”.
Al día siguiente, en un episodio aislado, cuatro trabajadores de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla terminaron linchados en el poblado San Miguel Cano. Según los testimonios, el sacerdote del pueblo instigó a los vecinos para que acabaran con la amenaza comunista, encarnada en los trabajadores y en el hombre que esa noche los había cobijado en su casa.
Como se ve, cuando el Ejército irrumpió en la Ciudad Universitaria, ubicada al sur de Ciudad de México, los ánimos ya estaban muy caldeados...
Una vez le preguntaron a Bolaño si era posible
todavía habitar poéticamente en el presente
y él contestó, pensando en personajes
como su colega infrarrealista Mario Santiago
Papasquiaro y Alcira Soust Scaffo, que
“se puede pero no es recomendable”.
POESIA EN ARMAS |
LA MADRE DE LOS POETAS FAMÉLICOS - SOLEDAD PLATERO
ALCIRA SOUST SCAFFO - POESIA EN ARMAS
LOS DETECTIVES SALVAJES (UN0 POR UNO)
Arturo Belano es Roberto Bolaño.
Julio César Álamo o “el poeta campesino” es Juan Bañuelos.
Ulises Lima es Mario Santiago.
Cesárea Tinajero está inspirada en Concha Urquiza.
Ernesto San Epifanio es Darío Galicia.
Rafael Barrios es Rubén Medina.
Jacinto Requena es José Peguero.
Felipe Müller es Bruno Montané.
Pancho Rodríguez es Ramón Méndez.
Moctezuma Rodríguez es Cuauhtémoc Méndez.
Angélica Font es Vera Larrosa (Vera ganó el “Premio de Poesía Diana Toscano”; en la novela se dice que Angélica ganó el “Premio de Poesía Laura Damián”).
María Font es Mara Larrosa.
Joaquín Font es Manolo Larrosa (arquitecto, padre de Vera y Mara).
Bárbara Patterson es Jan (amiga de Víctor Zamudio, es de San Diego, California; hija de un importante académico de la UCSD; se casó con Rubén Medina, razón por la que éste emigró a los EEUU y ahora es un Ph.D. y maestro en la Universidad de Wisconsin).
“Piel Divina” es apodo real de Jorge Hernández, actor y performancero. Ahora vive en París.
Laura Jáuregui es Lisa Johnson (fue novia de Bolaño; ahora es prestigiada bióloga, investigadora en la UNAM).
Xóchitl García es Guadalupe Ochoa.
Fabio Ernesto Logiacomo es Jorge Boccanera (poeta argentino que vivió en México, trabajó en la redacción de la revista Plural después de que la dejó Octavio Paz y la tomó Jaime Labastida).
Juis Sebastián Rosado es José Joaquín Blanco.
Amadeo Salvatierra puede ser Rodolfo Zanabria (aunque éste fue pintor y no escritor) y una figura relacionada con el estridentismo.
En la novela: «…uno al que decían el Cojo, un poeta de más de treinta años, un alcohólico…» es Orlando Guillén.
Auxilio Lacouture es Alcira Soust(poeta uruguaya que vivió muchos años en México, se quedó en ciudad universitaria en 1968, encerrada en unos sanitarios, todo el tiempo que los militares tuvieron tomada la Universidad).
Lisandro Morales es Lautaro (argentino dueño de la Editorial Extemporáneos, la que publicó Muchachos desnudos bajo el arcoiris de fuego).
Vargas Prado es José Donoso Pareja, poeta ecuatoriano, fue editor en la Editorial Extemporáneos).
Roberto Rosas es José Rosas Ribeyro (poeta peruano).
Claudia (de la que habla “Norman Bolzman, en Tel-Aviv”) es Claudia Kerlik (amor romántico imposible de Mario Santiago, que viajó a Israel buscándola. Actualmente Kerlik es catedrática de literatura en la UAM).
José “Zopilote” Colina es José de la Colina.
En la novela dice: «…uno de los pinches ahijados de Ernesto Cardenal» es el poeta nicaragüense Julio Valle, que vivió en México.
Pancracio Montesol es Augusto Monterroso.
Pere Ordóñez se basa en Pere Gimferrer.
Publicado en la revista Replicante (México, nº 9, Año III, noviembre 2006 – enero 2007)
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