El retorno de la tercera temporada de la serie 'Babylon Berlin' parece que es para decir adiós. No habrá cuarta temporada. Una pena, sobre todo por lo que invita a desempolvar. Aquel reportaje de 'The New York Times', que encabeza esta 21ª entrega de 'muy en serie', se cita a menudo como ejemplo de la candidez con que el mundo encaró los años previos a la segunda guerra mundial. Hay otros ejemplos. Menos conocidos. Más chocantes. Lo mejor se encuentra escondido en la crítica literaria que George Orwell publicó en 1940 sobre 'Mein Kampf', libro que Hitler publicó en 1925, pero que una vez comenzada la guerra, fue reeditado en Londres por la editorial inglesa Hurts and Blackett. Los responsables de aquella compañía consideraron que era una buena ocasión para conocer mejor el enemigo, no para hacer caja, o eso decían, y como prueba anunciaron que los beneficios obtenidos con las ventas se darían a Cruz Roja. Parece un chiste. No lo es.
No todo el mundo tenía la perspicacia de Orwell ante el ascenso de los fascismos en aquellos tiempos. Chamberlain, con su insensata política de apaciguamiento, no la tuvo, sin duda. Probablemente, no era fácil interpretar lo que estaba a punto de pasar. La cuestión es que los fascismos, a los que ahora se les llama ultraderecha, como si eso les edulcorante, vuelven a estar muy presentes, pero en esta ocasión no sirve como excusa la imprevisibilidad. En Alemania no ha habido estas últimas semanas tontos útiles que hayan explicado cómo los dirigentes de Alternativa por Alemania, el Vox teutón, decoran sus casas con atmósferas de callada alegría. No se les ha blanqueado. El vergonzoso pacto de Turingia ha saldado esta semana con inapelables dimisiones. Los alemanes, ni siquiera los lectores del 'Bild', que tanto espacio ha dedicado a la ultraderecha, no desayunan con una galería de fotos de los líderes de AFD montando un caballo, posando con el equivalente teutón de los legionarios, escalando riscos con unos 'shorts' demasiado ajustados o en programas de entretenimiento en horario de máxima audiencia que no tienen ni la decencia de dar a Cruz Roja los beneficios de la emisión. - lavanguardia.cat.