Miriam Armero todavía no se lo puede creer. Sus vecinos, de un bloque de Cartagena, le han enviado un anónimo en el que le piden "por el bien de todos" que se busque otra vivienda mientras dure la pandemia porque Miriam trabaja en un supermercado. "Aquí vivimos muchas personas y no queremos más riesgos". La carta la encontró su hijo de diez años. Algún vecino tuvo la cobardía de colarla por debajo de su puerta.
Lo explica Miriam en su página de Facebook, en la que ha recibido multitud de mensajes de apoyo y solidaridad. "No soy partidaria de hacer videos y subirlos a las redes sociales; estoy aunque que no me lo creo", explica la joven en el tiempo que explica que ha tenido que llamar al propietario de la casa en que vive alquilada y deja claro que interpondrán una denuncia a la comunidad de vecinos al completo si no se descubre antes quién o quiénes son los autores del anónimo.
"Trabajo en un supermercado y estoy muy orgullosa de ello, porque estamos ayudando a muchas personas a pesar de ponernos a nosotros mismos en riesgo". Según Miriam, se encontraba haciendo cosas en casa este domingo cuando su hijo, al pasar por el pasillo que da con la puerta de entrada, se encontró la carta; la leyó en voz alta "y se puso a llorar" al temer que pudieran echarlos de la casa por el trabajo de su madre. "Me parece un poco cobarde" que lo hayan hecho de esta manera.
Lo explica Miriam en su página de Facebook, en la que ha recibido multitud de mensajes de apoyo y solidaridad. "No soy partidaria de hacer videos y subirlos a las redes sociales; estoy aunque que no me lo creo", explica la joven en el tiempo que explica que ha tenido que llamar al propietario de la casa en que vive alquilada y deja claro que interpondrán una denuncia a la comunidad de vecinos al completo si no se descubre antes quién o quiénes son los autores del anónimo.
"Trabajo en un supermercado y estoy muy orgullosa de ello, porque estamos ayudando a muchas personas a pesar de ponernos a nosotros mismos en riesgo". Según Miriam, se encontraba haciendo cosas en casa este domingo cuando su hijo, al pasar por el pasillo que da con la puerta de entrada, se encontró la carta; la leyó en voz alta "y se puso a llorar" al temer que pudieran echarlos de la casa por el trabajo de su madre. "Me parece un poco cobarde" que lo hayan hecho de esta manera.
La mujer reconoce que tuvo que contar hasta diez para contestar a sus vecinos. "Los he dejado otra nota abajo, aclarando que soy la vecina del tercero izquierda y estaré encantada de contestar a quien quiera".
Ha pasado en Cartagena pero puede pasar y es posible que ya haya sucedido en cualquier otra población del país, es la acción de la buena gente, de la gente humilde, sencilla, solidaria, siempre y cuando no les afecte directamente, es la misma gente que quiere narcosalas para ayudar a los drogadictos, pero no en su barrio, la gente que no es racista, pero ..., pero no es buena, es mala gente que, a la que rascas un poquito la ligera capa de civilización que los ampara y se encuentran afectados por cualquier circunstancia cercana nos muestran su peor versión. De viejo, que la gente tiene una cierta propensión a tomar partidos extremos a la menor oportunidad, por eso, la buena gente vota a quien vota, pero siempre, la buena gente. Quizás por eso es que en el mundo hay tanta buena gente y tan pocas buenas personas.
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