"Es el problema de ser el mejor futbolista de la historia, pero no un líder. El otro día leí un texto impecable de Santiago Ávila, profesor de Liderazgo del EAE Business School, en el que decía que Leo no es un líder. "Messi necesita estar rodeado de personas que le arropen con su determinación y ganas de victoria para que la magia de su juego se pueda expresar. ¿Qué se diría del mando de una unidad militar que, en pleno conflicto, se muestra apesadumbrado ante sus hombres sin ofrecerles el liderazgo que merecen, que necesitan para cumplir con su misión? Resulta muy clarificadora la imagen captada en el vestuario del Barcelona en el descanso de su partido contra el Bayern de Múnich: un jugador derrotado, ensimismado y sin coraje, que se mostraba incapaz de un gesto de pundonor, de rabia, por la situación que estaba atravesando el equipo. Messi es un grandísimo y finísimo jugador, seguramente como no ha habido otro igual, pero para liderar en lo colectivo, mejor pensar en Ronaldo, Maradona o Cruyff, pongamos por caso".

Y decía más, mucho más: “Cruyff cambió una mentalidad victimista y perdedora por una responsable y ganadora. Su legado ha muerto y vienen curvas que alimentarán de nuevo aquella antigua forma de enfrentar los problemas. El líder, por muchas razones que tenga, nunca abandona cuando las cosas se ponen feas”. Las cosas, en efecto, se han puesto tan feas (para todos) que resulta poco menos que imposible que un club poderoso como el City quiera chapotear en este barrizal legal, judicial y de incertidumbre para arrebatarle el mejor jugador del mundo al Barça, cuando Pep Guardiola esta harto de decir que él jamás haría algo así. Solo si Messi está limpio, libre, gratis, lo intentarían, lo contrario sería renegar de todo lo dicho (que, en el mundo del fútbol, no sería la primera vez que ocurre) y exponerse a que, dentro de unos meses, un juez diga que el precio de Messi es de 700 millones de euros, o 600, o 500, pero no el “gratis total” que pretende el jugador.

Gracias a la absurda generosidad del Barça, los Messi perdieron esa posibilidad. Se les pasó el 10 de junio, los culés lo celebraron y, ahora, Leo lidera una guerra en los tribunales. Ni el City ni nadie quiere ese barro. - elperiodico (fragmento)