"He razonado algunas veces que la condición moderna del hombre, es el aburrimiento. Lo que realmente produce una sociedad próspera y posmoderna como la nuestra, es una intensa sensación de malestar, aun cuando vivamos en la sociedad más próspera de la historia. Antes de la pandemia, que a mí me gusta llamar gran acontecimiento, la gran paradoja era por qué si vivíamos en el mejor momento de la historia sin embargo cundía por todas partes un cierto descontento. Llegué a la conclusión de que una democracia contemporánea es aquella que está compuesta por ciudadanos que son capaces de soportar el descontento y el aburrimiento como parte de la condición moderna. Y de pronto tuvo lugar el gran acontecimiento, que lo ha revuelto todo. 

Donde antes estábamos instalados en una cotidianidad aburrida, como rasgo positivo de la democracia, de repente la pandemia trastocó todo y nos convertimos en una sociedad apocalíptica, donde la humanidad en su conjunto se descubrió como frágil. Una especie que pensábamos privilegiada y que está ahora en riesgo de extinción. En pocas semanas pasamos de un escenario de aburrimiento a uno que no es exagerado llamar apocalíptico y escatológico, donde veíamos a gente morir y a una humanidad en peligro. Ahora estamos en esa sensación en la que el Apocalipsis se esfuerza por retornar a un aburrimiento que se ve como el bien más preciado. Todos queremos volver al aburrimiento de antes. Estamos en una sociedad postapocalíptica en camino hacia el aburrimiento cotidiano."



Javier Gomá, filósofo y director de la Fundación Juan March, ha sido entrevistado en el Huffpost, podéis leer la entrevista entera aquí.