💬Me odian y eso no tiene ningún tipo de importancia, pero me obligan a odiarlos, y eso si que tiene, decía Fuster. Últimamente se habla mucho de odio y se acusa a mucha gente de odio, incluso con demasiada ligereza y no siempre con la razón por bandera.
Isabel M.Peralta, fue la oradora estrella del acto que tuvo lugar el 13 de febrero en Madrid en homenaje a la División Azul, los combatientes españoles que lucharon en el lado de las tropas de Hitler en el frente ruso durante la Segunda Guerra Mundial. "El enemigo siempre será el mismo aunque con diferentes máscaras: el judío... El judío es el culpable", proclamó entonces. Vestida con la camisa azul de los viejos falangistas, Ia joven cometió este día un delito, según consta en el informe que la Policía Nacional ha entregado a la Fiscalía de Delitos de Odio. La fiscalía había abierto una investigación y pidió un informe a la Brigada Provincial de Información de la Policía en Madrid. El documento recoge, según ha sabido EL PERIÓDICO, que las manifestaciones de Peralta pueden encajar en lo que se refiere al antisemitismo, previsto explícitamente en el artículo 510 del Código Penal, que castiga con penas de uno a cuatro años de prisión a "los que públicamente fomenten, promuevan o inciten directa o indirectamente al odio, hostilidad, discriminación o violencia contra un grupo, una parte de sí mismo o contra una persona... por motivos racistas, antisemitas u otros..."
No entiendo que se pueda condenar a esta joven por el delito de odio, ni esta joven ni a Pablo Hasél, Valtonyc y otros, porque odiar no es delito, o no debería serlo, hay otras maneras, como rascar el bolsillo, de condenar manifestaciones extemporáneas como las de estos personajes, maneras más efectivas que además no convierten en mártires de su causa a los imputados, como es el caso de Pablo Hasél, y seguramente lo será Peralta para los suyos.
Digo esto porquè en el fondo el delito de odio lo consideramos o no según de quien venga la ofensa, o sea según nos convenga e interese. Hásel o Valtònyc es libertad de expresión i Peralta és odio, eso para nosotros, e imagino que es exactamente al revés para los otros.
El odio es definido como un sentimiento de profunda antipatía, disgusto, aversión, enemistad o repulsión hacia una persona, cosa, o fenómeno, así como el deseo de evitar, limitar o destruir a su objetivo. El odio se describe con frecuencia como lo contrario del amor o la amistad; otros consideran a la indiferenc y como lo opuesto al amor. El odio no es necesariamente irracional o inusual. Es razonable odiar a gente u organizaciones que amenazan o hacen sufrir, o la supervivencia de las que se oponen a la propia, o sea que no tengo tan claro hasta qué punto el Gobierno acusa de odio básicamente a quienes no comulgan con ellos y su discutible manera de pensar y actuar.
Todo esto del odio, del delito de odio viene a raíz de la ley mordaza perpetrada después del 15-M, que de hecho, da patente de corso al Estado para actuar impunemente contra todo lo que discrepe de su discurso o simplemente le moleste, y es preocupante porque recorta no ya la libertad de expresión sino derechos y libertades fundamentales de los ciudadanos, que quedan indefensos ante esta maquinaria de represión orwelliana. Una maquinaria que se ha activado y descontrolado a raíz del juicio del proceso y los hechos posteriores, Quizás sería bueno informar a los señores fiscales que odiar no es delito, y a partir de ahí quizás nos empezaríamos a entender y dejarían de banalizar instrumentalmente el delito de odio y los jueces podrían impartir justicia justa.
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