Jeff Bezos, el hombre más rico del mundo, está otra vez de actualidad en ciertos rincones de Internet por dos motivos, uno dejar su empresa y otro su viaje al espacio. La gente se está acordando de sus orígenes. Por ejemplo, la impresionante instantánea del que hoy es el hombre más rico del planeta, pero remontándose a sus orígenes. Aunque hay otra verdad sobre la instantànea del cuchitril de 1999.
Pero sigamos con la versión oficial, u oficiosa. Hace 22 años el dueño de Amazon colgaba el nombre de su empresa en un papel grafiteado al lado de su escritorio, hecho con lo que parecen los restos de una zona de construcción y el decorado, en general, de un videojuego postapocalíptico. La captura sale de un documental estadounidense para televisión realizado en 1999 y verlo ahora nos sirve como ejercicio mediante el que adquirir perspectiva. El presentador, Bob Simon, se sorprende. Le han convocado para entrar en las oficinas centrales de Amazon, pero en la calle de Seatle por la que transita, en la zona correcta según lo indicado en el email, sólo ve casas de empeño y tiendas de cintas porno. 60 Minutes no preparó todo este reportaje para darle espacio a la empresa de un iluminado cualquiera: sabían a lo que iban. Por aquel entonces Times le acababa de nombrar Persona del Año, y se estimaba que la librería e-commerce más llamativa de ese emergente mundo era todo un referente. Wall Street pagaba a 18 dólares la acción de la compañía y el valor total de la misma ascendía a 30.000 millones de dólares. Se estimaba que sólo su presidente y fundador ya valía un tercio de ese dinero.
Bezos estaba empezando a montarse en la ola y ese, y no otro, era el momento para hacerle una entrevista. Amazon era además el caso perfecto para presentarle a la audiencia un tema de gran importancia en aquel momento: las punto com. Se hablaba de burbuja en el sector, y sólo ocho meses después de la grabación del episodio empezaría a pinchar y a irse a la quiebra multitud de marcas, como Webvan, Cisco o Qualcomm. Antes de que llegase la resaca, Amazon era otra empresa más de esta corriente, un proyecto que aún no era rentable por sí mismo pero que interesaba enormemente a los inversores. Al igual que hoy infinitas start-ups.
Recuerdo que en 1999 un empresario ya mayor, se hizo poner en su mesa del despacho un terminal de ordenador que sólo usaba para conectarse a Amazon, ya que según él, sólo allí encontraba los libros especializados que necesitaba o que deseaba encontrar. Ha llovido desde entonces, y ahora està de moda criticar sistemáticamente a Bezos y a su compañía, però Amazon, - que por cierto esta siendo copiado su sistema por otras compañías entre ellas el Corte Inglés - sigue siendo a menudo la mejor solución - por ejemplo - para encontrar un libro. Cuando Júlia Costa publicó 'el Parc i les ombres', fuí a dos librerías especializadas de Sabadell, ni la tenían ni sabían como conseguirla. No problemo! Amazon y a los dos días ya la tenia en mi poder.
Ahora Bezos se ha retirado, por el camino, eso sí, ha abandonado los coches baratos y los pantalones caqui del principio de su carrera.
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