Y de pronto en Cuba estalló una nueva revuelta. Una revuelta que no por esperada no deja de sorprender, dada la indolencia de sus ciudadanos, cansados de tantos años de lucha inútil. Puede que haya tenido que ver la falta de turismo por culpa de la Covid que ha agravado la ya de por sí castigada economía de la isla, o intereses ocultos del enemigo del Norte, vete tú a saber. Habla sobre Cuba Joaquin Luna en la vanguardia. O quizas ha tenido algo que ver el concierto de los Stones en la Habana. Porqué en la Habana ha sido más importante que la visita de Dios, (del Papa, que narraba Vázquez Montalban) la posterior de Diego Maradona i sobretodo la de los Stones. También Roberto Bolaño, Serrat o Aute dejaron su huella en la isla. Aunque más que entrar en la Habana como decía Vázquez Montalbán, parece que Dios se olvidó de ella.
De Cuba se podría decir que muchos la amaron y pocos la ayudaron, era la revuelta imposible, y durante muchos años nos empeñamos en mirar hacia otro lado, hasta que nos cayó la venda de los ojos. Cuba tan lejos y tan cerca, la llevaremos siempre en el corazón, un corazón partido al que le ha costado entender, de ver el fracaso de la revuelta soñada, la revolución castrista que no fué.
Este escrito es de hace ocho años, habla de la revolución fallida en Cuba, poco ha cambiado, bueno, se nos fué el Comandante, y poco más ha cambiado en una isla donde el tiempo se ha detenido en los años 50. Cuba la puede entender si veis la película Guantanamera, o simplemente os quitáis la venda de izquierdista buenista y entendeis que la historia de Cuba, es la historia de un fracaso. Del fracaso del castrismo.
CUBA, LA REVOLUCIÓN FALLIDA (27-7-2013)
Cuba conmemoró este viernes el 60 aniversario del asalto al cuartel Moncada, la primera acción de la guerrilla de Fidel Castro. De hecho la toma del poder en la isla de Cuba por el comandante Fidel Castro, Ernesto "Che" Guevara y el resto de su gente, fue el 1 de enero de 1959 y con la perspectiva que da el paso del tiempo, la conclusión a la que se llega es que esta fue una de las últimas revoluciones "románticas" del siglo pasado, no se si para ellos pero si para los que, apasionados, la vimos y vivimos en blanco y negro y con los precarios y controlados medios informativos de la época. Aunque la práctica, el uso diario y el boicot permanente de los EEUU han hecho que esta revuelta acabase bastante antes de su 60 aniversario en un manifiesto fracaso, y aunque el "comandante" a día de hoy sea y se muestre como una patética caricatura de sí mismo, cual ex gobernante de opereta, creo que hubo cosas positivas en la revolución cubana.
Una de ellas es que en una época, gracias también a la ayuda de la URSS cuando era una gran potencia, aunque con pies de barro como se vio más tarde, las cosas no iban tan mal y se enderezó en positivo el país, a nivel económico, social y sobre todo cultural. Cuba venía de donde venía y Fidel en un principio consiguió aparte de levantar el país, hacerlo también con la moral de la ciudadanía. Las consignas que ahora todavía son para todas partes del país caribeño y que a día de hoy rozan el patetismo o la ridiculez, tenían su razón de ser en aquel contexto histórico.
La isla tenía y tiene recursos para sobrevivir, pero todo se empleó en una lenta indolencia propiciada por la degradación moral y política del "Comandante", mientras "el Che" consiguió la gloria eterna gracias a una triste muerte allí para Bolivia.
Fidel, cercenado el apoyo de la Unión Soviética en su descomposición, enfermo de sí mismo y de su propia incompetencia e incapacidad para evolucionar, dejó que su país se fuera deteriorando como él y sus ideales y acabara siendo una parodia que sobrevive como puede, en medio de picaresca, escombros y carencias.
Este fracaso de Fidel, ha sido a la larga el nuestro, de él aprendimos que no solo no puedes cambiar el mundo, que es él quien te fagocita, haciendo inútiles todos los esfuerzos revolucionarios, y aprendimos también que ya no hay lugar para revueltas, por que las matan los propios impulsores para terminar allí donde estábamos antes de empezar y todo ello ha sido un esfuerzo inútil. Retirado hace cuatro años Fidel por la edad y las enfermedades, su hermano Raúl sigue gobernando con la misma línea de indolencia y populismo trasnochado que él, mientras la isla paulatinamente se va hundiendo irremediablemente.
Los tres huracanes que la asolaron los años anteriores han agravado aún más la situación económica al haber dañado muchos campos de cultivo de tabaco y también los dedicados a la agricultura. Una tierra ubérrima con agua de sobra y muy poco explotada por la peculiaridad del sistema comunista que juega a ser papa Estado protector, y en no propiciar la iniciativa privada la población cae en la indolencia improductiva de la subvención y la ayuda estatal. Decía Raúl Castro que debido a la crisis deberán reducirse las ayudas gratuitas no esenciales, sin especificar, pero que indica que la bajada del país es imparable.
Con la desaparición de Chávez queda la duda de si Venezuela continuará ayudando generosamente la isla, y no sabemos que pasará cuando muera Fidel, ni si su hermano será capaz de democratizar el régimen, aunque de momento apunta a que el intento es de perpetuarse en el poder en una línea claramente continuista, pero en la impresión es que ha quedado patente que cincuenta cuatro años después ésta ha sido una revolución fallida.
Mientras, la oposición y la Casa Blanca, como buitres planeando sobre el cadáver agonizante... esperan desde Miami.
* * *
Nunca estamos infinitamente lejos de aquellos que odiamos. Por la misma razón, pues, podríamos creer que nunca estaremos absolutamente cerca de aquellos que amamos. Pensé en el párrafo inicial de la Piel fría a los diez minutos de haber llegado a La Habana, cuando la estupefacción se mezclaba con la ira y el desencanto, con una rabia punzante que se transformó en tristeza y la constatación de que la revolución Cubana al igual que la de los Soviet había consistido en una enorme estafa. Si el síndrome de Stendhal está asociada a la belleza, el síndrome de La Habana deberíamos asociarla a la destrucción, pero también a la esperanza. De esta estancia en La Habana surgieron diecinueve poemas y un son, es el fruto del impacto emocional que para el poeta representó el contacto directo con la ciudad de la Habana, las siete horas que estuvo en ella un día de un mes de setembre de 2005.
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