ESTUPIDAMENTE CORRECTOS


No pienso pedir perdón porque a mi nieta, de pequeña le comprara la colección entera de las 'barriguitas' donde había una muñeca negra cubierta con un estampado de leopardo y un hueso en la cabeza. No pienso pedir perdón porque por aquella época cantara a gritos la canción del negrito del Cola-Cao, o la del 'negro zumbón': 'ya viene el negro zumbón bailando alegre el bayon, repica la zambomba y llama a la mujer..

Tampoco pienso pedir perdón por explicar aquel chiste tan malo de "Sabéis quien inventó el hilo de cobre? Dos catalanes tirando de una peseta" Ni pienso pedir perdón por haberme partido el pecho con historias ridículas de franceses, belgas, irlandeses, polacos, japoneses, aragoneses, andaluces, gallegos, hombres, mujeres, y hasta de judíos, católicos y budistas, chistes de leperos, o por haberme reído con los chistes de Arévalo de gangosos y mariquitas, o disfrutar del anuncio de las muñecas zombies de Famosa, mientras consentía el vergonzoso anuncios de Soberano 'es cosa de hombres', que mira por donde en aquellos tiempos no se consideraba machista para la sociedad en general, y es que la vara de medir ética y moral cambia con el tiempo.

Y es que caminamos por un campo de minas y cada vez que abrimos la boca podemos ofender a alguien. Los 'guardianes del estúpidamente correcto' deberían ser los que se disculparan por tanto escarbar en comentarios hechos hace décadas que arruinan la reputación de las personas. Todos tenemos un pasado, y nadie pasaría la prueba del algodón ideológico tomando como referencia una vida entera, bien lo saben los usuarios de twitter, a pesar de ser este tan reciente. Así que de pedir perdón, ni hablar. Son estos guardianes del bien los que deberían hacerlo por someternos a una dictadura no sólo de lo que diremos sino también de lo que habremos dicho y cuando y como lo dijimos.

Y no pido perdón por este escrito, de cuando un maricón era un mariquita, o un sarasa, y no un gay o un homosexual del colectivo LGTBI, y no pasaba nada y nos entendíamos todos perfectamente, quizá porque al igual que no éramos políticamente correctos, tampoco éramos gilipollas que se la cogen con papel de fumar, y posiblemente comprendíamos y respetábamos más a estos colectivos que ahora.

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