HUMOR EN TIEMPOS DE CRISIS



Václav Havel escribía desde la cárcel: "Una flor, un pescado, una galaxia, un neutrino, el sistema nervioso de los humanos (cualquier cosa que no sea la obra del hombre) puede provocar nuestro asombro, horror, alegría, y todo un abanico de sensaciones, pero en sí no puede provocar la sensación de absurdo. Sólo lo que proviene de los humanos: las instituciones sociales, los pensamientos políticos, los productos, las relaciones, los actos cotidianos, etc., es capaz de provocar esta sensación. El absurdo es una experiencia en la que algo que originalmente aspiraba (podía o debía aspirar) a encontrar sentido -o sea, algo intrínsecamente humana- ya no lo pretende "En el humor, como en el absurdo, el desenlace surge del inesperado. La contradicción entre el mundo real y el mundo al que aspiramos puede ser vivido como una catástrofe dramática o aplicar una mirada irónica igualmente desesperada pero más comprensiva. Kierkegaard dejó escrito que cuando la contradicción hace sufrir es trágica; cuando es cómica, no provoca tanto dolor. No se trata de una comicidad de astracanada, sino de la risa que salva. El humor es inherente a la humanidad. En cambio, lo que lo provoca, lo que la mayoría encuentra divertido, varía enormemente de una época a otra, de una cultura a otra, de una persona a otra. 

Edgar Morin reflexionaba sobre la complejidad y la conciencia de las derivas. "En el momento en que un individuo emprende una acción, cualquiera que fuera, esta empieza a escapar a sus intenciones; aquella acción entra en un universo de interacciones y es finalmente el ambiente el que toma posesión, en un sentido que puede volverse contrario a la intención inicial ". Como socialmente parece que se haya instalado el juego de los disparates y no quiero instalarme en ningún pesimismo destructivo, os dejo consideraciones sobre el humor." Ser consciente de lo horrible y reírnos es dominarlo. Sólo el humor puede darnos la fuerza necesaria para soportar las tragedias de la existencia "nos dejó escrito el dramaturgo rumano que escribía en francés, Eugène Ionesco.

Un caso paradigmático de esta reconversión de lo surrealista en realista sería aquel monólogo en el que Gila describía la peculiar forma en que, en su supuesta época como agente de Scotland Yard, y habida cuenta del rechazo que sentía hacia la violencia, había conseguido detener a Jack el Destripador. El procedimiento era “a base de indirectas”, esto es, había averiguado dónde vivía el famoso asesino en serie para poder hacerse el encontradizo con él, de tal manera que, cada vez que se cruzaban por los pasillos, nuestro agente dejaba caer, como el que no quiere la cosa, su celebrado “alguien ha matado a alguien…”, que hacía enrojecer al aludido. Hasta que, al cabo de pocas semanas y abochornado por tanta vergüenza, el asesino había optado por entregarse y confesarlo todo.

2 comentarios:

  1. Si no fuera por el humor, estaríamos perdidos.
    No sé quién decía que la vida no hay que tomarla demasiado en serio, al fin y al cabo no vamos a salir vivos de ella.
    Un saludo.

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  2. Gil de Biedma andaba por otros derroteros...

    Que la vida iba en serio
    uno lo empieza a comprender más tarde
    -como todos los jóvenes, yo vine
    a llevarme la vida por delante.

    Dejar huella quería
    y marcharme entre aplausos
    -envejecer, morir, era tan sólo
    las dimensiones del teatro.

    Pero ha pasado el tiempo
    y la verdad desagradable asoma:
    envejecer, morir,
    es el único argumento de la obra.

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