EL COMA QUE NO FUE

La historia de Manel Monteagudo, el gallego de 65 años que afirmaba haber caído en un coma en 1979 y despertarse en el 2014 en un cuerpo de viejo y un mundo totalmente cambiado, ha dado la vuelta a España esta semana. Televisiones públicas, radios de ámbito estatal y grandes diarios (entre ellos la edición digital de La Vanguardia) han explicado su relato sorprendente. Una historia de película: un marinero que el día de su 23 aniversario recibió un golpe en la cabeza en un puerto de Irak y entró en coma, un sueño profundo del que no salió hasta que recuperó la conciencia 35 años después para descubrir cómo había cambiado todo... ¡incluso España había ganado un Mundial! La noticia humana perfecta. Salvo detalle: no era cierta.

El director de contenidos de Godó Vertical Media y responsable de los canales temáticos de La Vanguardia, Màrius Fort, explica por qué se publicó una primera información (ya eliminada) en la que se dio por buena la versión de Monteagudo. "El magazine matinal de la televisión pública española y la agencia Efe habían recogido su relato peculiar y en La Vanguardia nos hicimos eco de sus declaraciones, como hacemos con tantas entrevistas de televisión o radio", detalla. Fort admite, sin embargo, que "faltó la distancia periodística adecuada para detectar desde el minuto uno que algo no cuadraba", aunque medios de referencia que se habían reunido con él informaban. Al poco de haberse publicado la noticia, continúa, “se vio que gran parte de la historia era difícil de creer si no la sustentaban pruebas y nos pusimos en contacto con su entorno y con el propio Monteagudo; profundizando en su versión se destaparon las carencias del relato, que también decidimos publicar”. El viernes, el hombre reconocía ante las cámaras que nunca había estado en coma.

El viernes, Manel Monteagudo reconocía ante las cámaras que nunca había estado en coma. ¿Pero por qué tantos medios caímos en el error de dar por buena su explicación? Al igual que muchos ciudadanos se creen las falornias que les llegan de fuentes poco fiables si reafirman sus creencias, muchos medios bajaron la guardia (aunque fuera por unas horas) ante esta historia porque nos la queríamos creer. El regreso a la vida que contaba Monteagudo frente a las cámaras fascinaba de tal modo que se pasaron por alto inconsistencias como que hubiera tenido dos hijas mientras supuestamente estaba en coma. Esta experiencia nos recuerda de nuevo que la inventiva humana no tiene límites y que a los periodistas nos toca mantener siempre la distancia y la mirada crítica, incluso cuando el material con el que trabajamos es la suerte y trayectoria de un humilde escritor gallego a quien, como él mismo ha reconocido, la mentira sobre su vida "se le fue de las manos".

No se de que se sorprende a Joel Albarrán el autor de este artículo, los medios no contrastan ninguna información, pues hacerlo sería perder la posibilidad de ser los primeros en dar la noticia, y si contrastan ya no son los primeros. Que la historia era falsa, al menos yo, se vio desde el primer momento, 35 años en coma no te permiten andar tranquilamente como si nada una vez has salido del mismo, y que mientras estaba en coma el hombre se había casado y tenía dos hijos tampoco es que fuera demasiado verosímil. Claro que el periodismo actual es víctima de su propia manera de publicar las noticias, deprisa aprisa, ya contrastaremos más tarde, o no, que importa, como no dice que le importan a Ayuso los muertos de los geriátricos madrileños. Y es una lástima que no fuese cierto el caso de Monteagudo, por qué de serlo podría resolver una duda que los médicos imagino no tienen, pero yo sí. En estos treinta y cinco años del presunto coma, ¿habría tenido en algún momento estado de conciencia?. Imaginémonos por un momento alguien que está en coma, como Michael Schumacher. Tener conciencia de tu estado, no poder mover ni un músculo ni hacer ninguna señal a los tuyos oa los que te cuidan, debe ser terrible, un castigo infinito que no me puedo ni llegar a imaginar de lo terrible que debe ser.