EL OTRO MUNDIAL


Publiqué hace seis años este escrito en el que explicaba que el Ejército Islámico había prohibido el fútbol en Siria. El motivo entre otros era que no había árbitros, y apenas había fútbol, por supuesto. Las causas eran determinantes: Los árbitros se rigen por las normas de la FIFA y no por las de Alá. Esto, que parece una broma, es cierto. El fútbol se inventó en Inglaterra a mediados del XIX, aunque enseguida olvidaron cómo se jugaba, pero parece ser que Mahoma, de una u otra forma, ya lo practicaba. Alá asegura que un jugador no debe fiarse del criterio de un juez sino de la ley sagrada (o de su interpretación, claro está). Y la ley permite que cada futbolista castigue según su criterio la ofensa cometida. Éste sería el caso de de Felipe que acabó con la carrera de Bustillo, porque le había hecho dos goles al Madrid, y con una entrada como él, bestial le envió a Salou, o sea que jugó solo un partido con el Barça.

Por cierto que en la película Timbuktu, hay una escena maravillosa en la que unos niños juegan a fútbol en un campo de tierra, pero como está prohibido, lo hacen sin el balón, la bimba que diría Puyal. Vendría a ser el otro mundial, y posiblemente más auténtico. Alá es grande y Mahoma su profeta, pero Messi es Dios, el dios de los cristianos, claro.
Maradona le decía a un periodista que no imaginaba qué jugador podía haber sido si se hubiera portado bien y no hubiera caído en el mundo del alcohol y la droga, y el periodista le contestó. Diego. habrías sido Messi.

 
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