La repugnancia que despierta un violador en su víctima, es de ese tipo de sentimientos que apenas pueden ser expresados con palabras. Más allá del miedo, la ira, la confusión, el bloqueo o la degradación que haya llegado a sentir la persona atacada, hay otra sensación que permanece en su cuerpo físico, y es esa indescriptible ola de asco y repulsa.

Todo lo que tenga que ver con el perpetrador le asquea. Incluido su dinero, el de esa indemnización que puede recibir si prospera la correspondiente denuncia en los juzgados. Imagínense: todo lo que llegara a adquirir con esa cuantía le recordaría, una y otra vez, el momento terrible que propició su ganancia.

Pero esa no es la única razón que lleva a una mujer sexualmente asaltada a renunciar a la reparación económica. Al fin y al cabo, el dinero lo podría donar a un ente que luche contra nuestra cultura de la violación. No, lo que está en juego es su credibilidad. Y en esta sociedad, cuanto más famoso y adinerado sea el violador más se verá empujada su víctima a rechazar públicamente la indemnización si no quiere ir de cabeza a la casilla de busconas tramposas que van tras el botín de un incauto.

La joven que ha acusado a Dani Alves de haberla violado en el baño de la discoteca Sutton de Barcelona ha renunciado explícitamente a ejercer ese derecho. Su objetivo –según explicitó– es que se haga justicia y el exjugador del Barça pague con la cárcel. Y eso que el auto de prisión que emitió la magistrada que investiga el caso le da total credibilidad a ella... Así de contundentes parecen las pruebas, según informaba Mayka Navarro. Y ya es triste que la mujer violada decida renunciar a la indemnizacion precisamente para no ser acusada de aprovecharse de la situación. Cuesta aún regularizar algunos conceptos sobre este tema, y más si el violador aparte de infame és famoso y se cree por encima del bien y del mal. Añadir sólo que la misma noche estuvo Alves estuvo en un conocido restaurante/musical, y a mi nieta que es relaciones publicas del mismo, ya le pidió que le buscara para él y dos amigos que iban con él, a tres chicas, o sea que el señor y sus amigos aquella noche iban de caza.