Vivimos tiempos cínicos. En política, especialmente. El cinismo transforma, por ejemplo, la imprescindible imparcialidad en neutralidad cobarde y egoísta. Y la reviste de valor, pero no es cierto: no es lo mismo ponerse del lado de las víctimas que estar en medio, sin posicionarse, entre agresores y agredidos. No existe la profilaxis cuando se habla de derechos y valores. De hecho, los políticos no son cinicos, básicamente son mentirosos compulsivos. El cinismo no debe menospreciarse, al contrario, hay que reivindicarlo. En el fondo, lo que llaman 'cinismo' no es sino el antidote de la hipocresía. La figura simétricamente opuesta al 'cínico' no es el 'virtuoso' ni siquiera el 'puritán': es el fariseo'. Al dejar de ser jóvenes, el cinismo o el escepticismo, lo proyectamos sobre quienes vienen tras nosotros. Y no lo hacemos de mala fe, sino por pura precaución. Ya lo decía Fuster, el cinismo está en franca decadencia: antes, de vez en cuando, en los pueblos, veías a los perros copular por la calle, ahora ya no se atreven a hacerlo, no es políticamente correcto, Y ya que hablo de política, no es cierto que los políticos sean cínicos, pueden ser otras muchas cosas malas, pero no cínicos, este apartado está gestionado por los niños y los locos, pues esto es el cinismo, decir la verdad de lo que se piensa sin pensar en sus consecuencias. Tal y como mana.
Ocurre que en la medida en que uno se mete en senderos desconocidos, descubre que no siempre a las palabras se les aplica el significado correcto. De la misma forma que es un error tachar a alguien de maquiavélico, en el sentido retorcido que se le quiere dar a la palabra, también sucede con el cinismo. Como ejemplo, que mejor que los cínicos por antonomasia: Para Antístenes –que fue el primero de los discípulos de Sócrates– y el resto de los cínicos, el hombre lleva en sí los elementos necesarios para ser bueno y feliz. Para lograr este objetivo es necesario conseguir, mediante la razón y la práctica, la autonomía personal. Y es que, ante todo, lo que el cínico busca es ser libre, incluso de sí mismo. Libre de los sentimientos, deseos, posesiones, amistades, penas, etc.
Veamos dos definiciones del cinismo, bien dispares:
1. - Actitud de la persona que miente con descaro y defensa o practica de forma descarada, impúdica y deshonesta algo que merece general desaprobación.
2. - Doctrina filosófica fundada por Antístenes (siglo V aC) que se caracteriza por el rechazo de los convencionalismos sociales y de la moral comúnmente admitida.
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