El 16 de noviembre de 2023, el estado de Ohio ejecutará Keith LaMar, que está en el corredor de la muerte desde hace 28 años por un crimen del que se declara inocente. El pianista de jazz afincado en Nueva York Albert Marquès conoció el caso a raíz de las protestas que siguieron el asesinato de George Floyd a manos de la policía el 25 de mayo de 2020. Entonces, su vecino Brian Jackson, famoso por las sus colaboraciones con Gil Scott-Heron, le dijo: "¿Y si protestamos antes de que los maten y no después?"
La historia de LaMar causó un gran impacto en el pianista catalán. "La ONU dice que más de 28 días en una celda de aislamiento causa daños cerebrales irreparables", explica por teléfono desde su casa de Brooklyn. LaMar lleva 28 años, 28 años que ha dedicado a leer ya escribir y, más recientemente, a hacer un disco de jazz con Albert Marquès donde él recita sus versos por teléfono. Se llama 'Freedom first' (2022), y, con composiciones originales y 'standards', es el primer disco de la historia de un artista que se encuentra en el corredor de la muerte y lo presenta en Barcelona el 2 de febrero dentro del Irídia Fest en la sala Paral·lel 62.
"Se ha demostrado que el juicio no fue justo, pero de eso se ocupa el brazo legal. Yo, mediante la música, molesto al gobernador de Ohio, contribuyo a darlo a conocer y hago campaña contra la pena de muerte; además, esto humaniza a la gente que está en prisión", dice Marquès. Yendo al concierto, la gente está ayudando a la campaña Justice for Keith Lamar, a menos de un año de la fecha prevista para la ejecución.
"En Estados Unidos se ejecuta a una persona cada dos o tres semanas, es un tema tabú, está invisibilizado, pero sabemos de dos casos de activismo que detuvieron ejecuciones en el último año", explica. El de Julius Jones, a quien dos horas antes (después la última cena y de despedirse de sus familiares) se la cambiaron por una cadena perpetua no revisable, y el de Melissa Lucio, que tendrá un nuevo juicio. "Esa es la referencia –dice Marquès–, Keith quiere tener un nuevo juicio y prefiere ser ejecutado a la cadena perpetua no revisable".
"Nunca habría imaginado que esto se haría tan grande", asegura Marquès, que empezó "haciendo manis" (manifestaciones en las calles de Nueva York en las que se involucraron más de 60 músicos) y que está actuando con el proyecto tanto en Estados Unidos como en Europa. Además, acaba de recofer un premio en el 8º Congreso Mundial Contra la Pena de Muerte, en Berlín.
"John Coltrane me salvó la vida", ha dicho LaMar. "De no ser por 'A love supreme', estoy seguro de que me habría perdido. Lo escuchaba todos los días y volvió a conectar algo en mí, cambió los circuitos de mi cerebro y me abrió de una manera que me permitió ver las cosas (sobre todo a mí mismo) a través de una lente más amplia. Necesitaba esto, liberar mi mente, para seguir viviendo y respirando".


Albert Marquès, Justice for Keith LaMar