Desde el momento en que tuve conocimiento del ChatGPT, intuí que no era un invento informático más. En  realidad el ChatGPT és a la nueva cotidinaneidad lo que fué la calculadora en su momento en las aulas. Es aún un bebé que crecerá y que, como todo en la inteligencia artificial, no es por sí mismo bueno o malo. Pero hay algo que sí sabemos: que no saber. Y no saber si una creación literaria, una decisión empresarial o política es humana o de un bot de inteligencia artificial quizá sí que sea malo. La inteligencia artificial va a cambiar las cadenas de valor, el mercado laboral, las estructuras sociales y nuestra vida. Por ello hemos de saber que lo hará por decisión humana. Quizás le estamos dando más importancia de la que realmente tiene, o quizás es que somos conscientes de su potencial, para lo bueno y para lo malo. Conviene no olvidar que el ChatGPT és ùtil para una elevado segmento de población, sobre todo de nativos digitales, puesto que los nativos analógicos poco lo necesitamos. No es de nuestro tiempo. Me acerque curioso a él en un primer momento, pero ahí acabó mi incursion, al fin y al cabo el ChatGPT tiene unas funciones que nosotros ya usamos, ya empleamos para escribir un artículo, sólo que ahorra el esfuerzo de chafardear por la red recabando informaciones varias. No se trata de renegar de la IA, ni de escribir con una vieja olivetti como Espinàs, como en todo en la vida, de la IA hay que aprovechar lo que nos conviene e interesa y desechar el resto. y de  momento con San Google, vamos tirando.