No sé cómo y porque fue, pero anoche soñé que en Argentina habían erigido un monumento a la prostitución. Como suelo tener sueños documentados, los responsables del movimiento eran un movimiento que se hacía llamar Doctor Fel Godd. Por la mañana se me ocurrió comprobar si existía este monumento y sus responsables, pero no he encontrado nada, sólo mi imaginación desbordada a la hora del sueño, pero si he encontrado a Belle. no en Argentina, sino en Ámsterdam.

Si  bien hay otros países donde la situación de las profesionales del sexo también se ha legalizado, seguramente no encontremos otra ciudad como Ámsterdam en todo el mundo. No solo se ha permitido la prostitución, sino que se ha enaltecido como algo propio y especial, incluso para atraer turistas. La normalidad con la que las prostitutas se exhiben en esta zona de la ciudad puede dejar a más de un sorprendido. Eso si, no se topa antes con la estatua de Belle, considerado el primer monumento del mundo dedicado a las prostitutas. La talla, casi de tamaño natural y creada en bronce, se ubica en el propio Barrio Rojo, como no podía ser de otra manera, en las afueras de una antigua iglesia reconvertida en centro cultural. No deja de ser curioso que la primera estatua de una prostituta se encuentra fuera de un templo…

Belle fue diseñada por la artista local Els Rijerse, a petición de Mariska Majoor. Esta última desarrolla desde principios del siglo XXI una labor encomiable en la ciudad, a través de un centro de información sobre prostitución. Ayuda a las chicas que quieren iniciarse, a las que quieren dejarlo, y supone un verdadero bálsamo de autenticidad y veracidad en un tema tan convulso y difícil de tratar. La estatua se colocó en marzo de 2007, después de ser autorizada por el propio ayuntamiento, en un nuevo gesto de apoyo a este negocio. Desde entonces, Belle se ha convertido en uno  más de los muchos reclamos que los turistas tienen en la zona roja de Ámsterdam. Un lugar único en el mundo, en el que la prostitución no se oculta, sino que prácticamente se celebra.

La estatua de Belle representa a una joven prostituta de marcados encantos, que se muestra insinuante en el marco de una puerta. Una imagen habitual durante siglos en Ámsterdam, especialmente en esta zona roja. La elección del nombre fue idea de la propia escultural, Els Rijerse. Belle es simplemente un seudónimo que englobaría a cualquier amante profesional del mundo. De hecho, en la base del monumento encontramos una placa que anuncia “Respeto para todas las trabajadores sexual alrededor del mundo”. Un mensaje de solidaridad con esas mujeres que trabajan en condiciones mucho más precarias que las que existen en Ámsterdam. Un guiño a esas trabajadoras sexuales que habitualmente están marginadas, señaladas con el dedo acusador de quien seguramente luego vaya a pedirles un servicio.

Belle representa no solo a las prostitutas que han trabajo y trabajan en el Barrio Rojo de Ámsterdam, sino a las de todo el planeta. Después de levantar miles de estatuas en honor a políticos, militares y dirigentes sádicos que han llevado la muerte y la guerra a todas las partes del mundo, ¿por qué no crear un monumento a esas mujeres que solo buscan trabajar y hacer felices a los demás a través del sexo? El monumento de Belle sirve para romper un tabú que todavía está muy arraigado en numerosas zonas del planeta, donde la prostitución no solo es ilegal, sino que está penada y perseguida, en ocasiones con la muerte. La cerrazón religiosa lleva muchas veces a condenar a estas trabajadoras que solo quieren sentirse escuchadas, hacer lo que les gusta y vivir tranquilamente. El trabajo sexual es un tema bastante polémico en toda Europa y América, pero al menos en estos territorios el debate ha podido abrirse, y ya se habla de ello. Un debate tan antiguo como la propia profesión de las señoras.