La Vanguardia se ha reunido con dos poetas de larga trayectoria para evaluar la aplicación de la inteligencia artificial en un campo tan humano como la poesía. Dos escritores, además, que ya están versados en el trabajo con la tecnología. Miriam Reyes llegó a escribir un libro, 'Prensado en frío' (Malasangre, 2016) a partir de la combinación aleatoria de versos propios, un proyecto en el que trabajaba desde 2011. También es videocreadora y su voz está presente en numerosos recitales poéticos por todo el mundo.
Eduard Escoffet es un poeta y emprendedor catalán, ex director del festival Barcelona Poesía. Ha practicado varias vertientes de la poesía; sin embargo, recientemente se ha centrado en la poesía sonora y los recitales en directo. Además de su participación en la escena contracultural de Barcelona, también ha presentado su obra en diversas ciudades de España, en toda Europa, Estados Unidos, China y diversas ciudades de América Latina.
Ambos poetas le piden que escriba dos poemas que sacan un aprobado justito uno y suspende el otro. Pero como consideran que el ChatGPT es sólo un niño encuentran que no lo hace del todo mal. La consideración final es que la máquina no puede sustituir el proceso de escritura, y lo que si preocupa es que la gente utilice y abuse del ChatGPT y deje de pensar, que es dejar de crear. Escofet es más optimista que Reyes, cree - y lo comparto - que la IA sólo está en pañales, que le queda mucho por aprender y mucho camino por recorrer, y que actualmente no sabemos, no tenemos ni idea de hasta dónde puede llegar. En el fondo, ChatGPT es un niño que debe crecer, debemos educarlo, y en la medida en que seamos entre todos capaces de hacerlo bien, evolucionará en un sentido u otro no tan deseado. De nosotros depende, por eso son importantes las iniciativas ciudadanas que están surgiendo como CIVICAi, y otras, conscientes de la importancia del fenómeno. Véd el vídeo, es muy instructivo.
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