NUESTROS HIJOS FACHAS

Me ha parecido muy interesante el artículo de Marta Nebot, "Nuestros hijos fachas", en 'Público'. Tocaba teclas de un aparatoso clavicordio que tengo metido en la cabeza desde hace tiempo, y que ha estado sonando con insistencia cada vez que me invitaban un instituto o una universidad a dar una charla en los últimos años, explica Juan Soto Ivars. Algunos chicos que he conocido allí me han inducido a hacerme preguntas divertidas que van en la línea de lo que Nebot expresa como angustiosa preocupación. La periodista se recrea en la tendencia observada entre los amigos de izquierdas: cada vez les salen más hijos de derechas. Cita también la estadística que dice que cada vez más jóvenes (uno de cada cinco hombres, una de cada diez hembras) califican la violencia de género de "invento ideológico" y recoge el dato de crecimiento del voto en Vox entre la franja más baja a edad de los votantes. "Veo a gente de izquierdas teniendo hijos de derechas y no veo lo contrario", explica.
La extrema derecha quiere cambiar el mundo. Y mucha gente está convencida de que eso es lo que el mundo necesita. Con combinaciones de nacionalismo, posiciones antiestado, xenofobia, racismo y misoginia, pero también guiños a la comunidad LGBTI y consignas ecologistas, con un aura de incorrección y novedad que atrae a los jóvenes, las llamadas "derechas alternativas" están protagonizando una revolución en la política occidental: orgullosas, levantan las banderas de la indignación y la rebeldía que eran la marca registrada de la izquierda. El progresismo, mientras tanto, entre el desconcierto y el gesto despectivo, se abroquela en la corrección política y corre el riesgo de volverse parte del statu quo.

Trump y Bolsonaro dejaron en claro que es hora de tomarse en serio las ideas de las derechas reaccionarias, aunque parezcan moralmente condenables o ridículas y, sobre todo, de entender cómo su discurso defensivo, sus líderes carismáticos y escandalosos y su provocación constante están logrando representar a muchos de los que se perciben postergados en las sociedades contemporáneas, también en la Argentina. Esa es la propuesta de Pablo Stefanoni en este libro revelador, en el que construye una síntesis histórica de estos movimientos y muestra cómo han ido moldeando a los libertarios contemporáneos y a otras formas híbridas y en principio sorprendentes, como el anarcocapitalismo, el homonacionalismo y el ecofascismo.

Con el troleo en las redes como estrategia de guerrilla cultural y el meme como instrumento político, desde foros de internet y videos de YouTube, en plataformas como 4chan y Twitter, estos grupos están convirtiendo el fanatismo subterráneo en distintas formas de adhesión pública cada vez más visible, de la vestimenta al voto, del manifiesto en la web a la acción violenta en las calles, expresiones muchas veces legitimadas por líderes en el poder.

Este libro, que viene a llenar un vacío de obras en español sobre el tema, no condena a priori: escucha los argumentos y se pregunta cómo puede la izquierda enfrentar esta revolución antiprogresista. O, dicho de otro modo, cómo puede recuperar la bandera de la transgresión, que con inteligencia le fue arrebatada por esta extrema derecha cool que decidió dejar de habitar en los márgenes.


¿LA REBELDIA SE VOLVIÓ DE DERECHAS? - Pablo Stefanoni 

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