Difundido en diarios, televisiones y radio, los anuncios están protagonizados por una pareja de jóvenes que se lamentan de los destrozos causados en el cabello de uno de ellos por un supuesto truco “buenísimo”, recomendado por un vídeo que le llega al teléfono móvil. El espot pone de manifiesto que una mala elección en un tratamiento capilar puede tener solución (acudiendo a un profesional de la dermatología), pero las mentiras que afectan a la sociedad, no. En este sentido, la campaña anima a protegerse contra las mentiras y los bulos, apoyándose en los medios de comunicación. “Para lo importante confía en profesionales. Para informarte, confía en periodistas”, concluye. La campaña se lanza con la etiqueta #Periodismocontralosbulos.

La desinformación en la red y los ciberataques son dos de las tres mayores "amenazas" que perciben los ciudadanos de hasta 19 países desarrollados, incluido España. Una encuesta global elaborada por el Pew Research Center revela que la proliferación de los bulos en internet preocupa a un 70% de los encuestados, mientras que las agresiones informáticas de otros países inquieta a un 67%. Solo el cambio climático es visto como un problema aún más grande, despertando el temor de un 75% de los encuestados. En España, la desinformación es un problema para el 95,8 % de la población. Siete de cada diez personas admiten que alguna vez se han creído un mensaje o video que resultó ser falso, según se refleja en el barómetro sobre la desinformación realizado por UTECA y la Universidad de Navarra en junio de 2022.

En este contexto, las tres grandes asociaciones de prensa, radio y televisión, que agrupan a los principales grupos de comunicación del país, hacen un llamamiento a confiar en los periodistas para informarse ante la expansión sin filtros de la desinformación divulgados con la intención de generar un perjuicio. Especialmente sangrantes -por las graves consecuencia que pueden generar en las víctimas- son los bulos sobre temas sanitarios. Por ejemplo, que el cáncer es una enfermedad emocional, que las vacunas provocan autismo o que el wifi perjudica la salud.

No deja de sorprender esta decisión de las tres grandes asociaciones de prensa, radio y televisión, puesto que son los máximos responsables de la difusión de bulos en España. Es como poner a la zorra a cuidar a las gallinas, además, si viven de los bulos, de la desinformación, sin ello no son nada ni tendrían audiencia. Si vivimos en la sociedad de la desinformación, si la gente ya no se entera de noticias por los digitales, radio o televisión, si la información llega por las redes. Con las redes sociales, lo que era una promesa de libertad de información se ha convertido en una pesadilla. En cierta medida ese fenómeno ya nos ha permitido alcanzar, en materia de comunicación, un “mundo mejor”, como diría Huxley, algo inimaginable hace apenas veinte años. Pero ese mundo mejor no es un mundo perfecto, porque la dominación salvaje de las redes ha favorecido el surgimiento de un haz de problemas nuevos, específicos, que tampoco imaginábamos. En particular, la proliferación –a una escala astronómica– de mentiras, bulos, falsedades, manipulaciones, posverdades, fake news. Lo que era una promesa de libertad se ha convertido en una pesadilla. La mayoría de los ciudadanos siguen confiando en los motores de búsqueda y en las redes sociales como fuentes principales de información. Pero esas plataformas están ahora debilitando las democracias a pasos agigantados porque, en realidad, difunden masivamente teorías de la conspiración, falsedades, discursos de odio y mensajes extremistas. Y la Inteligencia Artificial va a intensificar todo esto mucho más.

Y no hay manera de desmontar los bulos, hay demasiados y siempre se llega tarde. Es la conspiración de la desinformación que ha ganado la batalla, en una derrota de la información y de la verdad sin paliativos. Y no hay nada que hacer. Huxley tenía razón.