La escritora Najat el Hachmi se ha ido de vacaciones sin caer en las provocaciones de los que han criticado que el Ayuntamiento de Barcelona la haya elegido como pregonera de la Mercè. Estos críticos se identifican relativamente, siempre amparados por conceptos como observatorios o un anonimato que, con la excusa de anteponer la energía asamblearia a la individual, impone un postureo más digital que analógico. - Sergi Pàmies. El observatorio en cuestión es el Observatori contra l’Homofòbia (OCH), iniciador de una ola seguida por otras asociaciones. Algún día habría que estudiar el mapa de observatorios existentes y la proporción del ruido que generan en relación con su eficacia real. El comunicado del OCH reclama una rectificación urgente del Ayuntamiento (no especifica cuál) y proclama su deseo de vivir unas fiestas “amables y sin odio”. La amabilidad y la falta de odio, sin embargo, no afectan a El Hachmi, públicamente expuesta a que cualquier pirómano digital pueda quemarla. ¿El origen de la polémica? Un artículo de El ­Hachmi (publicado en el periódico Ara ) en el que, desde una posición inequívocamente feminista –y humanista–, planteaba las dudas creadas por la ley trans. Como leer el artículo, entenderlo y confrontarlo a tus propias convicciones debe de resultar extenuante, el sector más activo del llamado lobby trans (!) prefiere activar la etiqueta de transfóbico y alimentar un odio que, si proviniera de la extrema derecha, vería inaceptable.

Una de las razones por las cuales se potencian estas polémicas es la pereza que nos provoca preguntarnos de dónde provienen. Suelen haber buenas intenciones de origen que, si se mezclan con una profunda ignorancia o una intolerancia sectaria, pueden provocar pollos como este. Como ejercicio de aproximación a una posible complejidad del debate, les recomiendo que visiten la web del Observatori Contra l’Homofòbia (och.cat) y saquen sus propias conclusiones sobre la diferencia entre voluntad de servicio y de denuncia y la fabricación de consignas. 

En el fragor de la instigación de titulares reduccionistas, se suele olvidar que no todas las opiniones son iguales y que, hoy por hoy, las dudas que plantea El Hachmi parecen más rigurosas, progresistas y constructivas que las afirmaciones panfletarias de sus intransigentes detractores.

Preguntas sobre la ley trans - Najat el Hachmi, 26.10.22, artículo en ara.cat

Yo quisiera un debate tranquilo y sereno, serio, razonado y razonable sobre la llamada ley trans, pero es evidente que este escenario ya es imposible dada la tensión y polarización que la nueva norma está provocando. Hasta ahora toda la información que circulaba sobre el tema era poco conocida por la opinión pública en general, aunque dentro del movimiento feminista hace tiempo que algunas activistas alertan sobre las consecuencias que tendrá en cuestiones de igualdad. Mujeres de todas las edades y condiciones (por mucho que se quiera silenciar las discrepancias atribuyéndolas a diferencias generacionales) nos señalan los peligros que supone considerar el sexo un dato del todo irrelevante teniendo en cuenta lo ocurrido en países que han adoptado leyes similares. Pero en esa encendida discusión las acusaciones de transfobia son el pan de cada día. La primera vez que tropecé con esta palabra y el acrónimo TERF (feminista trans excluyente) fue cuando Chimamanda Ngozi Adichie afirmó que la experiencia de las mujeres trans es diferente a la de las mujeres que lo son biológicamente. La escritora nigeriana recibió todo tipo de insultos y difamaciones por expresar esta más que evidente obviedad. Y es que la acusación de transfobia sirve, en muchos casos, para impedir, de facto, la manifestación de las dudas que provocan los nuevos escenarios que proponen cambios legislativos como los de la ley trans. En el debate democrático, sin embargo, la autocensura por miedo a las acusaciones de intolerancia y fobia nunca son una buena idea y por eso comparto aquí algunas de las numerosas preguntas que me he hecho leyendo el texto de la citada ley:

¿Qué utilidad tiene para la lucha contra la discriminación de las personas trans permitir que cualquier persona pueda cambiarse el sexo registral cada seis meses?

¿Cómo se garantiza la protección y orientación de los menores con conflictos con su propio cuerpo? Si el parecer médico no importa, ¿cómo descartar que el malestar con el sexo biológico no sea consecuencia de un trastorno que nada tenga que ver con la identidad?

¿Puede una criatura de 12 años saber que es un hombre atrapado en el cuerpo de una mujer o una mujer atrapado en el cuerpo de un hombre? ¿Qué entiende por ser hombre o mujer?

¿Podemos explicar a nuestros hijos que el sexo biológico es algo irrelevante? ¿Es honesto hacerles creer que si lo cambian en el Registro Civil se van a acabar todos los problemas que tienen con el propio cuerpo?

¿Por qué se criminaliza la función protectora de los padres estableciendo que si no están de acuerdo con la decisión del menor de cambiar de sexo registral se puede llegar al punto de retirarles la patria potestad?

¿Cómo quedan los profesionales de la salud mental que atienden a personas en situación de conflicto con su sexo y su identidad? ¿Qué se considera, en este sentido, "terapia de conversión"?

¿Cómo no puedes cambiarte el orden de los apellidos hasta que no seas mayor de edad pero puedas tomar una decisión mucho más importante como la del cambio de sexo registral a partir de los 12 con procedimiento judicial, con 14 acompañado de los tutores legales y con 16 sin acompañamiento de nadie?

¿Cómo quedan las unidades de género que ya funcionan en todo el territorio español?

¿Podrán los menores de edad, con el cambio registral de sexo, tener acceso a tratamientos como cirugías irreversibles y hormonaciones con graves efectos secundarios que les condicionarán de por vida? ¿Qué garantías se establecen para que las personas sean plenamente conscientes de las consecuencias de estas medidas?

Si estar en disconformidad con el sexo de nacimiento no es ninguna enfermedad y la persona trans no necesita ningún especialista, ¿basándose en qué se prescribirán tratamientos quirúrgicos y farmacológico? ¿Basándose en el autodiagnóstico del paciente?