Y le ha caído la del pulpo por decir una obviedad. Para empezar, cuantos de los que han criticado por estas palabras, siguen desde hace tiempo el futbol femenino, porque si lo hicieran o hiciesen sabrían que el futbol femenino ha empezado a evolucionar en los últimos cinco años, porque antes - por ejemplo - la portera era un saco de patatas que no se tiraba, sino que se dejaba caer y ahora tenemos a Cata Coll u otras de un gran nivel. Sucede lo mismo con las jugadoras con una evolución brutal hasta explotar en una Aitana, Alexia u otras más de un gran nivel.
Aquí habría que agradecer a la directiva del denostado Bertomeu el esfuerzo para elevar al Barcelona femenino al nivel que está en la actualidad. Ver al Barça femenino és un placer, porque practican un futbol limpio, y no solo ellas, cualquier equipo de la liga española. En el futbol femenino apenas hay faltas, simplemente porque ellas practican algo que los hombres han olvidado: jugar al futbol. Quizás porque el fútbol femenino lo juegan mujeres y el masculino niños malcriados. Cuantos jugadores son capaces de llevar la pelota pegada a la bota como lo hace Aitana Bonmatí?, pocos, o la colocación de Paredes, y luego está la última joya, Cata Coll, no se le ha dado toda la importancia que tiene en la victoria de España en el Mundial de Australia, en el último minuto en un córner contra España salió decidida y atrapó la pelota, se tiró al suelo y la retuvo unos segundos, y la árbitra pitó el final, en una jugada que con otra portera podía haber acabado con España encajando un gol.
Dejen tranquilo a Josep Borrell, por una vez ha dicho una obviedad obvia.
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