El terapeuta digital tiene sus ventajas. Porque el paciente tiene menos vergüenza cuando expone su malestar delante de un algoritmo: no se siente juzgado. Percibe al programa como más neutral, ni tendrá que interpretar el lenguaje corporal del examinador. La han llamado la “desinhibición digital”. Lo mismo se puede decir con un tutor digital para estudiantes: sienten que el asistente virtual no les tiene manía, mientras deja tiempo al profesor de carne y hueso para que tenga más tiempo para preparar sus clases.
Son algunas de las posibilidades que ya permite hoy en día la inteligencia artificial (IA). Una tecnología que plantea dilemas: ¿seguirá siendo necesario el terapeuta humano? ¿Cuánto se debería pagar al académico si el algoritmo puede hacer una sesión formativa gratis?
Entre junio y septiembre las ganancias de las grandes firmas del sector se dispararon. Según Gartner, la inteligencia artificial permite hacer lo mismo pero más rápido o bien crear desde cero. Estas y muchas otras preguntas se debatieron en el Gartner IT Symposium/XPO, un congreso que reúne a más de 8.000 ejecutivos en Barcelona esta semana. La IA ya está aquí (o lo estará pronto): según los sondeos de esta consultora el 80% de los ejecutivos tecnológicos de las empresas planean adoptar de forma completa la inteligencia artificial generativa en los próximos tres años.
De acuerdo con Gartner, el impacto en el mercado laboral a corto plazo (en los próximos tres años) sería más bien neutral. Sería un juego de suma cero, porque algunos puestos de trabajo sí que se perderán, pero se crearán otros de la misma magnitud. A largo plazo, en cambio, las distintas soluciones de inteligencia artificial crearán a escala global unos 500 millones de nuevos puestos de trabajo (humanos) en los próximos diez años.
Para aquel entonces, “el 80% de los humanos interactuará con máquinas inteligentes de forma diaria”. “Nos hemos equivocado. Creíamos que esta tecnología no tenía capacidad para expresar y entender la empatía humana. Sí que puede”, dice Mary Mesaglio, vicepresidenta de Gartner. Que añade: “Nos estamos moviendo desde el ‘qué pueden hacer las máquinas para nosotros’ al ‘qué pueden ser las máquinas para nosotros’”. Mesaglio explica que hay dos formas de IA. La que se usa de forma diaria, que grosso modo permite hacer lo mismo, pero de forma más rápida y eficiente. En cuanto su uso se extienda y se vuelva masivo, su ventaja competitiva para las empresas poco a poco tenderá a disminuir. La otra, en cambio, está enfocada en la creatividad, crea nuevos resultados, cambia las reglas del juego y abre la posibilidad de abrir nuevos negocios.
Frente a estas transformaciones, el mercado laboral se enfrenta a nuevos retos. ¿Tienen los trabajadores de mañana las competencias necesarias para adaptarse a este entorno tecnológico? Gabriela Vogel, analista senior de Gartner, explicaba que habrá que replantear el currículum académico. “De ahora en adelante tal vez se puedan aprovechar talentos que antes habían quedado excluidos. Quizás no haga falta tener una carrera en sentido tradicional”, afirmaba.
En un estudio del pasado mes de septiembre, la consultora McKinsey fue incluso más optimista y estimó que la IA generará para el 2030 unos 700 millones de empleos netos: “Las mayores disrupciones tendrán lugar en servicios al cliente, servicios de comida, soporte de oficinas o industria manufacturera. Los trabajadores en estas categorías tendrán que actualizarse y reubicarse”. O ir al terapeuta (digital). - PIERGIORGIO M. SANDR
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