La fundación Arrels ha informado esta madrugada de que el nombre de personas que duermen en la calle en Barcelona es al menos 1.384, un 12% más que hace un año y la cifra más elevada detectada hasta ahora. El recompte realizado la noche del pasado día 13 en los 73 barrios de la ciudad confirma esta cifra que, según Arrels, "pone sobre la mesa la necesidad de políticas de prevención y de recursos que miran a largo plazo y ofrezcan alternativas de alojamiento estable" .
Raíces matiza que "el resultado del recuento es una cifra de mínimos", ya que "una parte importante de los hombres y dones es refugio en tiendas de campaña y no hemos podido saber si había más de un ciudadano dentro". En todos los barrios que recorrieron más de 500 voluntarios se detectaron personas pernoctando a la intemperie. Los distritos con más sin techo son los de Ciutat Vella (339) y el Eixample (302), que aglutinan el 46% del total, seguidos de Sants-Montjuïc (209) y Sant Martí (198). Arrels también destaca que en zonas alejadas del centro, como Sarrià-Sant Gervasi (78), Gràcia (57) y Sant Andreu (49) se ha detectado un aumento de sinhogarismo. Desde Arrels necesitan que los 75 ciudadanos que la noche del miércoles de la semana pasada duerman en el centro nocturno del ayuntamiento hay que considerarlos también sin hogar, ya que en pocos días volverán a la calle.
Una vez, no hace mucho, tengo un sueño, un sueño que sabía que no podía cumplir, pero que en vano esperaba que alguien pudiera llevarlo a cabo. Lamento contradecir al Poeta. y es que todo está por hacer, pero no todo es posible. Soñar es gratis, dicen, y es cierto, pero para cumplir los sueños lo primero que falta suele ser el dinero, y el sueño de quien quieren hablar necesita inicialmente muchos. ¡Ah!, recuerde sólo que las utopías de ayer, son la realidad de hoy y el desencanto de mañana. .
Cuando era un niño, en mi pueblo del Pla de Mallorca, una monja agustina me enseñó unos versos entrañables de Maria Antònia Salvà referidos al verano. Aquellos versos cantaban la vida tranquila y el buen tiempo: sin pliegues, ni escuela, ni ninguna de las obligaciones cotidianas del invierno. y nunca sabe quién tenía más alas”. - Gabriel Janer Manila, El verano.
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