“Las encuestas atestiguan lo difícil que resulta identificar certeramente a alguien como viejo en la España actual” Y eso que, según el criterio más extendido -la edad cronológica-, entrarían en esta categoría una de cada cinco personas, dado que el 20% de la población tiene más de 65 años. Pero basta hablar con cualquier sexagenario, septuagenario y muchos octogenarios para ver que no se identifican con los estereotipos asociados a la vejez.“ Estas personas son más adultas que viejas: no creen que su periodo madurativo ha terminado, sino que están en fase de crecimiento, se proyectan hacia el futuro, saben que tienen años, pero también mucha vida por delante que quieren aprovechar, llenar de contenido y vivir con sentido y conforme a sus valores; y tampoco se sienten viejos porque muchos aún tienen hijos a su cargo y a sus padres vivos”, dice Javier Yanguas, gerontólogo, psicólogo y director científico del programa Personas Mayores de Fundación “la Caixa”.
¿Madurescente, sexalescente, senior...? Prácticamente, nadie quiere ser llamado viejo, anciano o integrante de la tercera edad. Y tampoco es correcto llamar a las personas mayores, abuelos (solo lo son de sus nietos), jubilados (no todos lo están) o pensionistas (los hay jóvenes). Hay otros sinónimos y eufemismos para referirse a los adultos de más edad como seniors, veteranos, retirados, del Imserso... Pero, como asegura la socióloga e investigadora del CSIC María Ángeles Durán, “escasean los nombres reivindicativos utilizados por los mayores para referirse a ellos mismos“. Hoy por hoy, mayores es el apelativo que concita más aceptación, pero no faltan en el colectivo quienes se afanan por encontrar otros términos que definan mejor su experiencia de vida, en los que se reconozcan y con los que se sientan representados. Uno de los propuestos es sexalescencia, que según Manuel Posso Zumárraga, uno de sus principales impulsores, “describe hombres y mujeres que manejan las nuevas tecnologías, que visten a la moda, progresistas, trabajadores, activos en el deporte, con ganas de disfrutar de la vida, aprender, colaborar, viajar, conocer gente nueva y ser dueños de su destino, renunciando a la ubicación como personas de la tercera edad”. Otro de esos nuevos términos es madurescencia. Lo promueve, entre otros, la plataforma Somosmadurescentes.com, formada por personas “en esa fase intermedia entre la adultez y la vejez y que luchan contra los estereotipos de la edad porque creen que lo que les representa no es su edad sino su talento”.
Mar Forment, profesora de Filología Hispánica de la UB y experta en léxico, admite que todo el vocabulario ligado a la vejez y el mundo senior está bastante denostado, pero al mismo tiempo advierte que estos nuevos términos tampoco han conseguido de momento arraigo y su uso es minoritario. “Hoy por hoy se usa más senior que sexalescente o madurescente, palabras de las que hay referencias en redes sociales, pero que por el momento no figuran ni siquiera en los observatorios de neologismos”, apunta Forment. En su opinión, antes de buscar una etiqueta para determinado colectivo de personas habría que definir bien el concepto a etiquetar “y ese concepto de adultos mayores pero no ancianos aún se está formando”. La lingüista detalla que sexalescente y sexalescencia se usan más en el español de América mientras que en España se apuesta más por madurescencia y madurescente.
“Sexalescencia no ha tenido éxito por dos razones; en primer lugar, porque recuerda demasiado a adolescencia, que se asocia con inmadurez, y los mayores rechazan esta idea para ellos; y tampoco favorece su uso que se inicie con el prefijo sex, que crea confusión inicial porque recuerda la infinidad de términos asociados con sexualidad o erotismo”, considera Durán. El profesor de comunicación Manel Domínguez cree que la etiqueta con menos connotaciones para este grupo de población es senior: “Senior es igual a conocimiento, a actividad, a experiencia”.
El investigador Jeroen Spijker explica que en el mundo anglosajón también han arrinconado palabras como elderly (anciano) por considerarla peyorativa, “pero tercera edad sigue funcionando porque no arrastra tantas connotaciones negativas como en España y ahora puede reconceptuarse como etapa de transición hacia la vejez incorporando cuarta edad para referirse al grupo más próximo al final de la vida. El sociólogo Marcos A. Bote apunta que “en el mundo anglosajón hablan de aging, que no hace referencia a envejecer, sino a cumplir años, y eso desdibuja las connotaciones negativas sobre la edad”.
El hecho de que la generación del baby boom , los casi 14 millones de personas nacidas entre 1957 y 1977, sea la que está llegando a los 65 años contribuye a intensificar el debate sobre la actualización del concepto de vejez y los prejuicios sobre la edad.
"Son una generación muy novedosa que ha asistido a grandes transformaciones sociales y muy reivindicativa (sobre todo en el caso de las mujeres, que ya vivieron la revolución sexual, la incorporación masiva al mundo laboral y la lucha por la igualdad y ahora reivindican las canas o el sexo en la madurez), y el hecho de ser tantos y, por tanto, más heterogéneos, además de inconformistas, hace que tengan su propia manera de entender la vejez” y que promuevan cambios. - Mayte Rius, en lavanguardia.com.
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