Del artículo de Llorenç Riber (Campanet, Mallorca, 1881-1958) publicado hace noventa años en 'La Veu de Catalunya' (23-I-1934). Era la víspera de la festividad de Francisco de Sales, el santo que diez años antes, tal día como hoy, la Iglesia católica había instituido patrón de los periodistas. Poeta y traductor por Bernat Metge, el latinista Riber fue el primer autor que difundió en catalán estudios sobre protoperiodismo aportados por la Escuela de Leipzig (Peucer, 1690; Hubner, 1860).
[...] Las Acta Senatus te populi, este proto-Diario de Sesiones, fundado por Julio César [Roma, 100 a. C. - 44 a. C.], tomó un camino que con toda seguridad no pensó darle su iniciador. Para quien estaba lejos de Roma era sumamente difícil enterarse de lo que ocurría en la gran ciudad, que era la cabeza y el corazón y el brazo del mundo. Los deseosos de noticias directas y periódicas acostumbraron a dirigirse a determinadas personas que habían tomado el oficio de recogerlas para comunicarlas a todo el mundo que tenía interés en saberlas. Nada menos que nuestros reporteros, que entonces no tenían un nombre tan bárbaro, sino que se llamaban simplemente operario. El organizador de estas agencias fue un tal Crest (Chrestus). Este nombre es griego y esto hace suponer que estos operarios, reunidores y expedidores de noticias eran griegos. ¿Qué no imaginará un griego (graeculus, dice Juvenal despectivamente) para ganarse el pan? Los griegos de Roma y de todas partes eran una especie de hombres hábiles, inteligentes y escurridizos; entraban por doquier y hacían todos los papeles del auca para no morir de hambre. Recorrían calles, se dejaban caer por el Fórum, captaban con oreja ávida todas las habladurías, reunían un puñado de noticias en el aire, comprobables difícilmente; las cuales aunque no mereciesen la atención de la gente seria que habitaba la ciudad ¿quién es capaz de ponderar el interés que tenían por un romano perdido por algún rincón de la Germania o en las profundidades de África? Parece que estos remotos progenitores de los repórters de ahora transcribían ad pedem litterae el resumen de los debates publicados en Acta Senatus et populi, expuestos al público en el Fórum y después completaban esta información política con las noticias que habían cazado al vuelo en sus tresqueras y reportajes vagabundos. El diario ya estaba hecho. Lo que Celi, corresponsal de Cicerón, llamaba ineptiae y ahora llamaríamos hechos diversos con un galicismo insustituible, no tardó en cobrar, para el gordo público, un interés más arrollador y vivo que las noticias políticas. [...] Augusto, que se entretenía destejiendo lo que César había tejido, prohibió que se diera cuenta al pueblo de las deliberaciones senatoriales. Desde ese veto, las Acta diurna populi romani, que éste fue el nombre que tomó el periódico al acomodarse a la nueva modalidad, tuvieron que llenarse casi exclusivamente con la relación de los sucesos, que tratándose de una ciudad como Roma, centro del mundo (cuya población desde Augusto a Trajano fue fluctuando entre el millón y el millón y medio, según cálculos aproximativos) debían ser bastante variados y numerosos. La parte accesoria se convirtió en la parte principal. En esta nueva fase de lo que llamaríamos el Diario de Roma, su contribución a la historia romana fue considerable. Plinio y Tácito se sirvieron copiosamente. […] El éxito del diario así redactado no pudo ser mejor. Llegó a todos los lugares del mundo romanizado. [...]
El periódico entre los romanos (1934)
Piezas históricas - Llorenç Riber - ara.cat
Es interesante y curioso el texto. Ignoro si se adecúa hoy esta información a los posibles hechos de su tiempo o nuevas investigaciones saben más del tema. Lo interesante es lo que dice sobre los griegos, cómo eran y se movían entre los romanos (o los egipcios) Y es que aquellos determinados griegos eran los cultos por excelencia y eso daría calidad a su actividad. Pero curioso este artículo tan antiguo.
ResponderEliminarEs de este tipo de artículos que uno se encuentra, y le vienen ganas de indagar, de saber más sobre el tema.
ResponderEliminarSi encuentro algo te lo diré.
EliminarIgualmente, gracias.
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